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Proyecto de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente ![]() ÍNDICE 1. El Bachillerato 1.1. Consideraciones generales 1.2. El proyecto curricular 2. Materia de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente 2.1. Introducción 2.2. Objetivos generales de la materia 2.3. Metodología de la materia 2.4. Distribución de los objetivos, contenidos y criterios de evaluación 3. Materiales curriculares 1. EL BACHILLERATO 1.1. CONSIDERACIONES GENERALES El Bachillerato constituye una etapa educativa con unas características específicas y unos fines propios en el conjunto de la Educación Secundaria no Obligatoria. Al situarse entre la Educación Obligatoria y la Enseñanza Superior se convierte en un punto en el que convergen tendencias contrapuestas. Ello exige abordar la etapa desde una perspectiva integradora y dinámica para poder captar sus peculiaridades y caracteres específicos. Es en el equilibrio entre las etapas anteriores y las posteriores donde radica la originalidad del Bachillerato. Finalidades del Bachillerato. Carácter de la etapa «El Bachillerato pretende favorecer la madurez intelectual y humana de los alumnos, dotarles de los conocimientos y habilidades necesarios para desarrollar sus funciones sociales con responsabilidad y competencia, y prepararles para proseguir estudios superiores o incorporarse a la vida activa.» De estas finalidades deriva el carácter propedéutico y terminal de esta etapa. - El Bachillerato tiene un carácter de preparación para estudios posteriores; pero ello no significa convertirlo en un simple prólogo de los estudios universitarios, ni trasladar a la Educación Secundaria postobligatoria esquemas científicos y didácticos específicos de niveles superiores. Se trata, más bien, de adoptar unos planteamientos que, siendo coherentes con los de la etapa educativa anterior, contribuyan a profundizar y ampliar los conocimientos desarrollados, y a incorporar la perspectiva analítica propia de las disciplinas científicas, así como un mayor rigor en la formulación del conocimiento. - El Bachillerato tiene, además, una función terminal, con un valor educativo en sí mismo. El Bachillerato ofrece el nivel superior de cualificación general que la sociedad actual exige a sus ciudadanos. La formación que proporciona tiene interés tanto por las posibilidades de promoción laboral, como por ampliar el propio bagaje cultural. Otro aspecto que define al Bachillerato es el equilibrio entre comprensividad y diversidad: - La comprensividad supone la garantía de que todos los alumnos y alumnas van a tener acceso a un tronco cultural básico y común. Se expresa en los objetivos generales de etapa, que son comunes a todas las modalidades y a las materias que las configuran, y confieren la unidad necesaria al currículo de la etapa. - La diversidad apunta a la posibilidad de ofrecer una respuesta educativa ajustada a la progresiva diferenciación de intereses, aptitudes y posibilidades del alumnado. La atención a la diversidad se concreta, por una parte, en las distintas modalidades del Bachillerato y en los itinerarios dentro de cada una de ellas. Por otra parte, el currículo abierto y flexible permite unas programaciones de aula diversas que respondan a las características y necesidades de los alumnos. Finalmente, la optatividad posibilita profundizar en una determinada opción, o bien, abordar temáticas más generales y menos especializadas. El actual Bachillerato trata de corregir la orientación excesivamente academicista que había caracterizado esta etapa en épocas anteriores, para dar entrada a elementos formativos relativos a la actividad técnico-profesional. El ritmo de cambios tecnológicos que se producen en nuestra sociedad y el hecho de que el Bachillerato es la vía que conecta los dos niveles de la Educación Técnico-Profesional justifican esta nueva orientación. Los alumnos y alumnas del Bachillerato Entre los 16 y 18 años, los chicos y chicas continúan con el proceso de acentuación y afianzamiento de los cambios fisiológicos, psicológicos y sociales que marcan su transición hacia la vida adulta. — En el ámbito cognitivo, el desarrollo del pensamiento formal les permite asumir nuevas habilidades y otros papeles sociales, y adquirir valores morales superiores. El razonamiento formal les permitirá operar sobre proposiciones y no sólo sobre objetos reales y concretos; les posibilitará enfocar la resolución de un problema atendiendo a todas las situaciones y relaciones posibles, formular hipótesis explicativas y verificarlas sistemáticamente mediante procesos deductivos y experimentales, así como someter los resultados a las pruebas de un análisis deductivo. — Los ámbitos de desarrollo de la autonomía personal y la inserción social aparecen muy ligados en esta etapa. Los chicos y chicas de estas edades suelen estar muy preocupados por agradar a los demás y por conformar sus actitudes y acciones a las normas sociales, sobre todo a las que rigen el grupo de iguales. Paralelamente, muestran un marcado interés por diferenciarse, por construir su propia imagen y personalidad, y su propio proyecto de vida. Es el período de consolidación de la identidad personal, que se concreta en la adquisición de una conciencia moral autónoma, de reciprocidad; en la adopción de valores significativos; y en la elaboración de un concepto de sí mismo acompañado de una autoestima básica. Este proceso de afirmación personal tiene lugar mediante la inserción en una «cultura de edad», que se caracteriza por un estilo de vida peculiar y unos hábitos y valores propios. Las nuevas potencialidades cognitivas les permiten reflexionar sobre sí mismos, sobre su entorno; así como una posible apertura al diálogo con los demás si se propicia un clima de participación democrática, tanto en el entorno escolar como en el familiar. — La etapa se presenta como el momento de la elección vocacional, de la adopción de creencias y actitudes, del compromiso con valores, del proyecto de vida y, sobre todo, de la formación de la identidad personal y el afianzamiento de una personalidad capaz de autoevaluarse y rectificar, según el proyecto de vida trazado. La metodología en el Bachillerato La forma de organizar la acción didáctica en el aula y el carácter que se otorga a cada uno de los elementos del currículo configuran un singular estilo educativo y un clima escolar que tienen una repercusión directa en el desarrollo de los procesos de enseñanza-aprendizaje. Si bien existen metodologías diversas que permiten desarrollar intenciones educativas similares, puede resultar conveniente considerar algunas orientaciones que guíen la toma de decisiones metodológicas en esta etapa. Si consideramos el aprendizaje como un proceso social y personal que el alumno construye al relacionarse de forma activa con las personas y con la cultura, es fácil comprender la importancia que la interacción social y el lenguaje tienen en el aprendizaje. Por ello, será conveniente que el diálogo, el debate y la confrontación de ideas e hipótesis constituyan un elemento importante en la práctica en el aula. La progresiva consolidación del pensamiento abstracto permite que la investigación como método de trabajo adopte procedimientos y formulaciones conceptuales más próximos a los modelos científicos. Por ello, la aplicación del método científico debería cobrar especial relevancia en esta etapa, y de este modo, potenciarse las técnicas de indagación e investigación. Por otra parte, será conveniente que el profesorado contemple su labor docente como un trabajo fundamentado, sometido a revisión y contraste. Aprender supone modificar y enriquecer los esquemas de conocimiento de que disponemos para comprender mejor la realidad y actuar sobre ella. Convendrá, por lo tanto: — Partir de lo que los alumnos y alumnas conocen y piensan sobre un tema concreto. — Conectar con sus intereses y necesidades. — Proponerles, de forma atractiva, una finalidad y utilidad claras para los nuevos aprendizajes, que justifiquen el esfuerzo y la dedicación personal que se les va a exigir. — Mantener una coherencia entre las intenciones educativas y las actividades que se realizan en el aula. — Favorecer la aplicación y transferencia de los aprendizajes a la vida real. El progreso científico y tecnológico de la sociedad en que vivimos reclama una diversificación de los medios didácticos que se utilizan en el aula. La acción docente debería aprovechar las variadas y sugerentes posibilidades que ofrecen los medios didácticos para favorecer, enriquecer y motivar el aprendizaje. La actividad en el aula también es un espacio adecuado para realizar un análisis crítico de estos medios. Conviene señalar que estos medios están al servicio del proyecto educativo que se quiere llevar a cabo, y no al revés; por lo tanto, deben adaptarse a las finalidades educativas que se persigan. La distribución de espacios y tiempos en el aula, la modalidad de agrupamientos de los alumnos, el tipo de actividades... deben entenderse de una forma dinámica, adaptándose en cada momento a las necesidades e intenciones educativas que se persigan, con el fin de crear un entorno que posibilite el aprendizaje. El desarrollo del currículo del Bachillerato reclama al profesor un papel de guía y facilitador del aprendizaje, y hará realidad el conjunto de normas y decisiones que regularán la acción en el aula. Dada la complejidad de las variables que entran en juego, es muy necesario el trabajo en equipo de todos los implicados. El aprender a aprender en el Bachillerato. Las estrategias de aprendizaje La consolidación de la autonomía de los alumnos, que está presente en el horizonte educativo del Bachillerato, supone que éstos adquieran unas estrategias personales para hacer frente a las distintas situaciones de la vida, tanto en el terreno cognitivo como en el social y moral. En el ámbito intelectual, el alumno autónomo delimita unos objetivos para cada aprendizaje que inicia y unos mecanismos e indicadores que le permitirán valorar al final si ha conseguido los fines previstos. Asimismo, traza un plan, un recorrido de aprendizaje, y selecciona las técnicas más adecuadas para conseguir el objetivo fijado y las que mejor se adaptan a las características de la materia y a su propia manera de aprender, a sus habilidades y limitaciones. A medida que avanza en su aprendizaje va controlando el proceso que sigue y comprueba si cumple las metas previstas, rectificando cuando es necesario y ajustando su actuación al logro de los fines establecidos. Por último, evalúa los resultados obtenidos, el grado de consecución de los objetivos, la validez de las técnicas utilizadas, de la estrategia seguida y del recorrido trazado, y extrae conclusiones para futuras actuaciones. Este perfil de alumno autónomo, que sabe estudiar, que sabe aprender, encaja con total fidelidad con el del alumno estratégico. El siguiente cuadro presenta de forma esquemática el proceso de toma de decisiones del estudiante estratégico. Antes: Proyecto (¿Qué haré?): ¿Qué pretendo con este material? ¿Qué sé y qué no sé de este asunto? ¿Cómo funciono en el aprendizaje? Planifico (¿Cómo lo haré?): ¿Qué pasos tengo que dar? ¿Por qué? ¿De qué echaré mano? Durante: Regulo (¿Cómo controlo si voy bien?): ¿Cómo sabré si voy bien, si estoy siguiendo el plan y si va dando resultado? Después: Evalúo (Compruebo si he conseguido lo que pretendía.): ¿Cómo sabré que he conseguido lo que pretendía? Reviso el recorrido (Obtengo experiencia para otros casos y estudios.): ¿Cómo ha ido todo el proceso? Como cualquier otro aprendizaje, la adquisición de estrategias responde a un proceso en el que el profesor tiene un papel determinante. El profesor puede contribuir de una forma muy activa a que sus alumnos sean estratégicos. Con el empleo de diversos procedimientos (modelado, representaciones gráficas, explicaciones...) muestra a sus alumnos las estrategias que él utiliza para desarrollar una unidad didáctica: qué pretende, qué recorrido va a seguir, por qué selecciona unas actividades u otras, por qué utiliza unos recursos u otros, cómo sabe si se han conseguido los objetivos, etc. Esta manera de proceder, cuando es puesta en práctica por todo el equipo de profesores, ofrece a los alumnos una amplia muestra de posibles estrategias ante distintas situaciones de aprendizaje. Poco a poco éstos las irán incorporando de una manera consciente a su forma de proceder, sabrán cuáles utilizar, cuándo, cómo y por qué, y estarán en condiciones de escoger las que mejor se adapten a sus características personales, estilos de aprendizaje e intenciones que persiguen. Modalidades y materias en el Bachillerato El Bachillerato contempla la posibilidad de que el alumno pueda elegir entre diferentes modalidades: a) Artes b) Ciencias de la Naturaleza y de la Salud c) Humanidades y Ciencias Sociales d) Tecnología. Con esto se pretende dar respuesta a la diversidad de intereses, motivaciones y aptitudes de los alumnos y alumnas de estas edades. Las enseñanzas del Bachillerato de organizan en materias comunes, materias propias de cada modalidad y materias optativas. • Las materias comunes del Bachillerato son las siguientes: a) En primer curso: - Educación Física - Filosofía I - Lengua Castellana y Literatura I - Lengua Extranjera I - Religión o Sociedad, Cultura y Religión. b) En segundo curso - Filosofía II - Historia - Lengua Castellana y Literatura II - Lengua Extranjera II • Las materias propias de la modalidad de Artes son las siguientes: a) En el primer curso: - Dibujo Artístico I - Dibujo Técnico I - Volumen b) En el segundo curso: - Dibujo Artístico II - Dibujo Técnico II - Fundamentos de Diseño - Historia del Arte - Imagen - Técnicas de Expresión Gráfico-Plástica. • Las materias propias de la modalidad de Ciencias de la Naturaleza y de la Salud son las siguientes: a) En el primer curso - Matemáticas I - Física y Química - Biología y Geología - Dibujo Técnico I b) En el segundo curso - Matematicas II - Física - Dibujo Técnico II - Biología - Ciencias de la Tierra y Medioambientales - Química • Las materias propias de la modalidad de Humanidades y Ciencias Sociales son las siguientes: a) En el primer curso: - Historia del Mundo Contemporáneo - Latín I - Griego I - Economía - Matemáticas aplicadas a las Ciencias Sociales. b) En el segundo curso: - Economía y organización de empresas - Geografía - Griego II - Historia del Arte - Historia de la Música - Latín II - Matemáticas aplicadas a las Ciencias Sociales II • Las materias propias de la modalidad de Tecnología son las siguientes: a) En el primer curso: - Matemáticas I - Física y Química - Tecnología Industrial I - Dibujo Técnico I b) En el segundo curso: - Matemáticas II - Física - Tecnología Industrial II - Dibujo Técnico II - Electrotecnia - Mecánica. Los alumnos deberán cursar seis materias propias de la modalidad elegida (tres en cada curso) y, además, dos materias optativas (una en cada curso). La materia de Religión Católica será de oferta obligatoria para los centros y de carácter voluntario para los alumnos. |