La honda raiz hispánica de la poesía de Federico García Lorca
Federico Garcia Lorca nació en Fuentevaqueros (Granada), en 1898; y murió asesinado en Víznar (Granada), víctima de la violencia del 36, en agosto de ese mismo año. Es la suya una personalidad extraordinariamente dotada para el arte: musicólogo -recopiló y armonizó canciones tradicionales-, dibujante, director teatral -fundó el grupo teatral "La barraca", para el que adaptó obras de nuestro teatro clásico-, excepcional recitador...; pero, ante todo, poeta de gran inspiración y profundo conocimiento de la técnica literaria. García Lorca el poeta contemporáneo que ha logrado mayor universalidad; y aunque su fama se daba, a veces, a razones extraliterarias, lo cierto es que sus magníficos y bellos poemas justifican sobradamente esa popularidad. En sus primeras obras -Libro de poemas, Canciones-se advierte ya un personalisimo empleo de la metáfora y una atracción por los motivos folclóricos y tradicionales, así como ciertos ecos vanguardistas. Obra fundamental de esta primera época -aunque publicada en 1931- es el Poema del cante jondo, cuyo núcleo central lo constituye el profundo dramatismo de la canción andaluza, sobre la que García Lorca ha proyectado su dolor de vivir. En 1928 se publica el Romancero gitano, obra compuesta por 18 poemas, en la que se hallan fundidos los motivos populares andaluces y la técnica ultraista más refinada, el romance tradiciobnal -si bien mezclando lo narrativo con lo lírico- y la capacidad metafórica más insólita. <El Romancero gitano en modo alguno es una andaluzada folclórica. A este respecto, escribe García Lorca: "El libro en conjunto, aunque se llama gitano, es el poema de Andalucía, y lo llamo gitano porque el gitano es lo más elemental, lo más profundo, más aristocrático de mi país, lo más representativo de su modo y el que guarda el ascua, la sangre y el alfabeto de la verdad andaluza universal."; un libro que su autor define como "antipintoresco, antifolclórico, antiflamenco, donde no hay ni una chaquetilla corta, ni un traje de torero, ni un sombrero plano, ni una pandereta.", y en el que los gitanos aparecen como depositarios de la mejor tradición andaluza.> La visión del mundo andaluz que ofrece García Lorca en esta obra está cargada de patetismo: en el Romancero gitano "hay un solo personaje -dijo el propio autor-, que es la pena que se filtra por el tuétano de los huesos"; y basta con leer, por ejemplo, el "Romance de la pena negra o el "Romance sonámbulo" para comprobar el tono patético de una obra que, estilizando los elementos populares a través de unas imágenes de brillante colorido y musicalidad, alcanza una enorme calidad poética. Intensa fuerza dramática tiene también el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (1935>; larga elegía dividida en cuatro partes, en honor y recuerdo del famoso torero muerto en agosto de 1934 en la plaza de Manzanares; poema en el que de nuevo se funden los elementos populares y tradicionales con los cultos y vanguardistas. De 1935 es, asimismo, Poeta en Nueva York, libro en el que García Lorca adopta la técnica surrealista -el versículo, la imagen alucinante...- para expresar su agrio desdén por la civilización moderna de Norteamérica, deshumanizada y promotora de injusticias sociales. El diván de Tamarit y Sonetos del amor oscuro -de los que se conservan once- completan su obra lírica. García Lorca es, además, un dramaturgo excepcional. Su primer éxito teatral lo consiguió en 1927, con Mariana Pineda; obra a la que siguieron La zapatera prodigiosa (1930), Bodas de sangre (1933), Yerma y La casa de Bernarda Alba (1936), por citar sólo sus obras de mayor interés. En todas ellas hay extraordinarios pasaje líricos y una intensa fuerza dramática que confiere a los personajes, ambientes y conflictos una innegable dimensión real.
1º CICLO PRIMARIA
Canción primaveral
Salen los niños alegres de la escuela, poniendo en el aire tibio del abril canciones nuevas.
¡Qué alegría tiene el hondo silencio de la calleja! Un silencio hecho pedazos por risas de plata nueva.
Libro de poemas. OBRAS COMPLETAS I Madrid: Editorial Aguilar, 1978. Col. Obras eternas. Este poema de juventud es un hermoso canto de García Lorca a la infancia, a esa añorada etapa de su vida en la que se sintió inmensamente feliz, entre juegos, canciones y correrías en la campiña granadina que tanto amó. Él mismo nos dijo que toda su infancia fue pueblo, pastores, campo, cielo y soledad, disfrutando al mismo tiempo de la compañía de los demás niños en sus andanzas aventureras por la vega y la serranía cercana a su Fuentevaqueros natal. Y aquella infancia tan larga que vivió le dejó una herencia maravillosa que sería una de sus más apreciadas virtudes: aquella alegría, aquel optimismo inagotable y aquella risa contagiosa que no le abandonó ni en los momentos más trágicos de su existencia; una risa de infancia y de campo, una risa silvestre. ¿Y qué imagen más radiante y alegre se puede rememorar de la infancia que la salida de los niños de la escuela? Euforia desbordante, incontrolada, espontánea. Y Lorca sabe expresarlo como nadie porque elige con habilidad el momento, el escenario y la palabra más precisa y bella: si todas las tardes del año se repite la misma escena al abrirse la puerta de los colegios para que los escolares puedan regresar a su hogar, podríamos caer en la rutina y olvidaríamos apreciar la magia que tiene ese instante. Por eso el poeta aglutina dos explosiones emotivas: la alegría infantil y la exuberante detonación de colores, olores, sensaciones y sentimientos que acompañan la llegada de la primavera (con su aire tibio de abril). La calleja, siempre inmóvil, silenciosa e impasible se llena con los gritos y las canciones de los pequeños y parece cobrar vida y compartir el alborozo y la felicidad de los infantes. ¡Qué rotundamente hermosos son los dos versos que cierran el poema como un áureo broche forjado con palabras perfumadas!: "Un silencio hecho pedazos / por risas de plata nueva". Las canciones y risas de las niñas y niños son alegres, argénteas, noveles y con ellas se vuelve loco el aire tibio de abril y lo embriaga todo: el empedrado de la calleja, la fachada de las casas, la silueta de la escuela.
Canción tonta
Mamá. Yo quiero ser de plata. Hijo, tendrás mucho frío.
Mamá. Yo quiero ser de agua. Hijo, tendrás mucho frío.
Mamá. Bórdame en tu almohada. ¡Eso sí! ¡Ahora mismo!
Canciones para niños. Canciones. OBRAS COMPLETAS I .Madrid: Editorial Aguilar, 1978. Col. Obras eternas.
La "Canción tonta" se enmarca dentro de los poemas que Lorca incluyó en su libro Canciones, una obra que recoge más de ochenta composiciones escritas entre 1921 y 1924. Es, por tanto, un escrito de juventud física, pero que podemos considerar un trabajo de plena madurez poética tanto en la forma como en el espíritu y el tono. Tanto en Canciones (publicada por primera vez en Málaga en 1927) como en el Libro de poemas (aparecido en Madrid seis años antes), Federico se regocija de seguir siendo un niño porque halla su esencia humana en su infancia y hace gravitar su voz poética en el mundo lírico y bucólico de su niñez campestre de vega y serranía. Y si hay un personaje fundamental en la infancia ese es la madre: apoyo, referente, brújula y regazo cálido, sincero y emotivo. A ella confía el niño sus secretos, en ella vierte sus temores, sus esperanzas y sus ilusiones más íntimas, aunque éstas sean absurdas, irrealizables o peligrosas: "Mamá, / yo quiero ser de plata", "Mamá, / yo quiero ser de agua". La madre, paciente, tierna, protectora, se angustia y le contesta que no puede ser porque le lastimaría el frío. Pero el infante no se conforma y sigue a la carga con sus sueños imposibles: "bueno, si no me dejas ser de plata y agua permíteme, al menos, convertirme en un hermoso bordado sobre tu almohada". Y entonces sí, la madre cede ¿no será egoísmo en vez de protección? , acepta encantada el deseo de su hijo aunque sea igual de absurdo y corre a realizarlo inmediatamente: "¡Eso sí! ¡Ahora mismo!" Los personajes y protagonistas femeninos la madre primero, la novia y la esposa después, la vieja solterona tienen una gran importancia no sólo en la poesía, sino principalmente en el teatro lorquiano. Esto es, evidentemente, una traslación del mundo de los sentimientos (Federico adoraba a su madre) al universo poético y dramático que fue entretejiendo amorosa y vehementemente a lo largo de su corta pero productiva existencia. Lorca nunca quiso renunciar a su ingobernable y desbordante fantasía infantil. Por eso crea este precioso poema dialogado en el que todo es juego, ensueño y utopía. Entre el niño y su progenitora traman una festiva recreación poética cargada de alegría, complicidad y emoción. Ambos saben que no tiene sentido su diálogo, amagan verbalmente atacando y defendiéndose con respuestas ágiles pero carentes de sentido porque saben que al final se producirá el reencuentro, el abrazo, la fusión íntima y gloriosa que se consuma en la caricia maternal y el beso filial rotundo y sonoro. No en vano Federico proclamó a los cuatro vientos que "la verdadera poesía es amor". Otro recurso literario se esconde en el poema con objetivo claro (redoblar la intensidad conceptual y dramática): en la lírica es frecuente el antropomorfismo (dotar a los objetos inanimados o a los animales de cualidades o capacidades humanas), pero en la poesía de García Lorca nos encontramos a veces con seres humanos que asumen características o comportamientos que no les son propios: el niño quiere ser "de plata", quiere ser "de agua" y quiere ser bordado cuando dice: "Mamá, / bórdame en tu almohada" (no le importa perder su condición humana si con ello logra estar próximo al calor y el cariño de su madre). Y enlazado con esta idea podríamos hablar de las metáforas volitivas que también son frecuentes en la poesía de Lorca: sus personajes quieren ser otros, quieren romper con su rutina existencial y su mismidad corpórea y esencia más íntima. Es una explosión psicológica de afirmación volitiva y de revolución pacífica contra lo establecido y lo vulgar. Por eso, para romper el devenir determinista de nuestra historia personal, estamos dispuestos a convertirnos en seres "de plata" o "de agua". Estas metáforas "volitivas" simbolizan en palabras de Concha Zardoya, en su magnífico libro Poesía española del siglo XX1 "el deseo del hombre que le lleva a soñarse diferente, a sobrepasar los límites de su propia realidad, a renovarse o a superarse por el sueño: aspirando a una última libertad".
Mariposa
Mariposa del aire, qué hermosa eres, mariposa del aire dorada y verde. Luz del candil, mariposa del aire, ¡quédate ahí, ahí, ahí! No te quieres parar, pararte no quieres.
Mariposa del aire dorada y verde. Luz de candil, mariposa del aire, ¡quédate ahí, ahí, ahí!. ¡Quédate ahí! Mariposa, ¿estás ahí?
La zapatera prodigiosa. Acto I, esc. 13. Madrid: Alianza Editorial, 1997. Col. Obras de Federico García Lorca, nº 7.
1. Resolver esta adivinanza:

Pocas veces llega al mar y posa en el mar sus alas; no es un hidroavión, ni un ave, ni viene de otra galaxia.
2. Cambiar los cuatro primeros versos por otros conservando la estructura

Por ejemplo: Conejillo del campo, qué alegre vienes, conejillo del campo brillante y verde.
3. Leer el poema sustituyendo todas las vocales por la "a", por la "e", etc.

Por ejemplo: Marapasa dal aare, ca harmasa aras, marapasa del aare darada a varda.
4. A la caza de rimas: buscar palabras que rimen con mariposa, dorada y parar.

5. ¿Cómo parece que se siente el poeta al ver la mariposa? Explicar si está contento, triste, asustado, aburrido... y decir en qué palabras o ideas nos hemos fijado.

6. ¿Para qué creemos que le dice el poeta a la mariposa que no se mueva? ¿Para cazarla?
7. En las poesías infantiles los poetas suelen decir las cosas sencillas de un modo muy hermoso. Observemos cómo Federico en vez de decirnos que la mariposa tiene muchos colores y es brillante la llama "luz del candil". A ese juego con las palabras se le llama metáfora.

8. Rodear la sílaba tónica de todas las palabras del poema.

9. Jugamos a imaginar: cerramos los ojos durante un rato mientras escuchamos una música suave y el recitado del poema por el profesor. Después ilustrar la poesía tratando de incluir tanto los elementos presentes en el texto (la mariposa con sus colores dorados y verdes) como otros que se presuponen al leer la composición (un niño tal vez el poeta de pequeño en medio de un jardín lleno de flores).

10. En este poema García Lorca nos habla del viento así que vamos a imaginar que comienza a soplar sobre las palabras y las desordena. Nuestro trabajo de detectives consistirá en volver a colocarlas en su sitio de modo que quede al gusto de los niños.
2º CICLO PRIMARIA
Cancioncilla sevillana
Amanecía en el naranjel. Abejitas de oro buscaban la miel. ¿Dónde estará la miel? Está en la flor azul, Isabel. En la flor, del romero aquel.
(Sillita de oro para el moro. Silla de oropel para su mujer.)
Amanecía en el naranjel.
Canciones para niños. Canciones OBRAS COMPLETAS I Madrid: Editorial Aguilar, 1978. Col. Obras eternas.
Lorca logra crear este poema, rebosante de alegría y dulzura, con una habilidad magistral al apoyarse en la selección minuciosa de determinadas palabras (todas ellas acabadas en el fonema [l]): naranjel, miel, azul, Isabel, aquel y oropel. Con ellas y una construcción gramatical y poética muy sencilla dibuja una creación literaria chispeante que obliga al lector a realizar el acto emotivo más inocente y natural: esbozar una sonrisa complacida. La composición tiene música, ritmo melodioso, vivaracho y cantarín. Se convierte en todo un derroche de lujuria concupiscente porque abre placentera y a la vez compulsivamente las entrañas sensoriales del lector sumergiéndole en un excitante viaje a través de las percepciones: si cerramos los ojos y nos dejamos llevar por la magia de las palabras podremos saborear la dulzura de la miel, escucharemos el batir de las alas de las abejas, olfatearemos el aroma de las naranjas, las flores y el romero e incluso podremos sentir la humedad del rocío sobre la hierba al amanecer. El propio poeta, sin duda, se fue embriagando mientras concebía esta cancioncilla hasta el punto que su mente creadora se permitió la licencia de crear una nueva palabra (naranjel) que nos invitaría al delirio interpretativo: ¿por qué no pensar, juguetonamente, que un naranjel no es sino un mágico "gel de naranja" que flota por entre las flores y los naranjos? ¿Y no podríamos decir que "oropel" además de ser una fina lámina de latón que imita al oro es un nuevo vocablo que nace de la fusión de "oro" y "pelo" por lo que Lorca nos quiere dar a entender que aquella bella silla estaba hecha con los cabellos rubios de la mujer del moro? Y es tal la embriaguez del poeta al crear la Cancioncilla sevillana que pierde toda perspectiva de la realidad y comienza a concebir flores azules, abejas de oro, hojas de romero inundadas de miel... Su desvarío le lleva a encajar bruscamente (aunque con una brutalidad calibrada y maliciosamente infantil) en medio de un panorama y un ecosistema bucólicos (de flores, animalitos, luz y color) a unos personajes adultos el moro y su mujer que podrían distorsionar el conjunto pero que, muy al contrario, redoblan el tono jovial y bullicioso (al esconderlos entre paréntesis nos hace imaginarlos asomados tímidamente entre los pétalos de alguna florecilla o meciendo suavemente a la pequeña Isabel).
Cazador
¡Alto pinar! Cuatro palomas por el aire van. Cuatro palomas vuelan y tornan. Llevan heridas sus cuatro sombras
¡Bajo pinar! Cuatro palomas en la tierra están.
Teorías. Canciones OBRAS COMPLETAS I. Madrid: Editorial Aguilar, 1978. Col. Obras eternas.
Nos encontramos ante uno de los poemas más extraordinarios de Lorca por su sencillez tanto conceptual como léxica y por la impresionante carga emotiva e ideológica que transmite: la efervescencia sensual que le provoca contemplar a sus amadas palomas (con las que reconocía charlar amigablemente incluso en su juventud) ascendiendo por el aire entre los majestuosos árboles del pinar; la honda tristeza que le suscita percibir que han sido heridas de muerte por el rifle del cazador; y la cólera contenida que bulle en su interior hacia el infernal agresor. Y siente tanto dolor por esta tragedia que corre a exponerla a quien quiera oírle para que se una a su rechazo del horror de la caza y se deshace de recursos estilísticos y filológicos rebuscados para que su mensaje sea captado nítidamente: "¡dejad volar tranquilas a las palomas!". Y es que como dice Eutimio Martín2 "aquí la voz de Lorca es sonido de campana: diáfana en su mensaje y rica en vibraciones". El poema tiene dos protagonistas: el cazador (sólo presente en el título, pero cuya acción condiciona y ahoga no sólo cada uno de los versos sino también al propio lector) y las desamparadas y gráciles palomas cuyo único delito ha sido ser incapaces de escapar de su mortal destino. El título siempre preside cualquier creación artística (una canción, una película, un libro), pero en este caso lo domina con indolencia, con crueldad: el cazador aplasta todo atisbo de vida presente en el poema y se yergue soberbio e implacable. Hay en el texto una dualidad absoluta porque se describen dos mundos antagónicos e incompatibles: la vida/paloma/alto pinar/van y la muerte/ cazador/ bajo pinar / están que se desenvuelven en dos niveles topográficos también distintos: el aire infinito, ligero y universal frente a la tierra más recalcitrante, inmóvil e inerte. La explosión se produce cuando el ente aparentemente superior (por aquello de su capacidad intelectual) pisotea el más fundamental y elemental derecho de toda criatura: llevar una existencia libre y digna. ¡Cuánta filosofía de la vida encerrada en unos pocos versos llanos, diáfanos y emotivos! Y el poeta siente tanta pena que no se atreve siquiera a pronunciar las fatídicas palabras en el desenlace: en vez de decirnos que las palomas han muerto esculpe una losa más contundente para provocar las lágrimas del lector: "cuatro palomas en la tierra están". Y nos las imaginamos inertes, desfiguradas, destrozadas por la letal inyección de plomo escupida por el brazo implacable e insensible del cazador. Y otro detalle conceptual que no podemos dejar de comentar: Federico no elige un árbol cualquiera para este poema: el escogido es el pino, símbolo de eternidad, de la reproducción, de lo erótico. ¿Por qué? Porque para él las aves simbolizan la vida, el placer, la libertad y para que percibamos con mayor hondura que se siente feliz y sensualizado al verlas volar las hace revolotear sobre un esbelto pinar que al levantar su figura hacia el cielo está trasladando toda su pasión más allá de lo terrenal. Sin que apenas lo notemos Lorca dibuja una patética cruz sobre nuestras cabezas al completar la verticalidad de los pinos con el vuelo horizontal de las palomas, anunciando el fatal destino de las aves que al final del poema yacerán sin aliento sobre la tierra. ¿Por qué cuatro palomas y no cinco o siete o...? El número cuatro simboliza en muchas culturas la totalidad, la plenitud: cuatro son los puntos cardinales y entre ellos se engloba todo el universo y en él todas sus criaturas; cuatro son los elementos fundamentales (tierra, aire, agua y fuego); cuatro los jinetes del apocalipsis y los evangelistas; cuatro los colores básicos..
El lagarto está llorando
El lagarto está llorando. La lagarta está llorando. El lagarto y la lagarta con delantalitos blancos. Han perdido sin querer su anillo de desposados. ¡Ay, su anillito de plomo, ay, su anillito plomado! Un cielo grande y sin gente monta en su globo a los pájaros. El sol, capitán redondo, lleva un chaleco de raso. ¡Miradlos qué viejos son! ¡Qué viejos son los lagartos! ¡Ay, cómo lloran y lloran, ay, ay, cómo están llorando!
Canciones para niños. Canciones. OBRAS COMPLETAS I. Madrid: Editorial Aguilar, 1978. Col. Obras eternas.
1. Cambiar el tono del poema: el lagarto está contento porque le ha sucedido algo estupendo, ha encontrado un objeto que había perdido, ha logrado una meta que ansiaba...

2. Resolver esta adivinanza: "Ani lloró todo el día / perdió lo que más quería".

3. Comentar por qué el anillo de los lagartos es de plomo en vez de oro como suele ser habitual (los desposados son una modesta pareja de lagartos). Y subrayar la importancia simbólica que tiene para ellos aquella "joya", aunque su valor material es nulo.

4. Dialogar sobre la importancia que se le da al sol en el poema: él sí tiene categoría, es todo un capitán celeste que viste un hermoso chaleco de seda brillante: "el sol, capitán redondo (metáfora apositiva) / lleva un chaleco de raso".

5. Inventar un diálogo entre los lagartos, el sol y otros personajes adicionales que se desarrolle en el marco de la boda de los dos reptiles. Dramatizarlo en clase cuidando la dicción y la entonación lingüística y emotiva.

6. Escribir una carta a los lagartos apoyándoles en su tristeza y dándoles pistas sobre dónde pueden buscar su anillo.

7. Explicar oralmente al grupo alguna situación personal de pérdida de un objeto querido.

8. Realizar un cómic con los diálogos inventados en la actividad anterior.

9. Cambiar las siguientes palabras por sus antónimos: llorando / blancos / perdido / pequeño / viejos. Incorporarlos al texto y realizar una lectura expresiva correcta.

10. Lecturas locas: leer el poema comenzando cada verso por el final en vez de por el principio. Ejemplo: Llorando está lagarto el / llorando está la lagarta... Leer sólo la primera palabra de cada verso (luego sólo la segunda; luego la tercera...). Ej: "el / la / el / con / han / su / ¡ay! / ay / un / monta..."

11. Juego de las preguntas periodísticas: ¿quién?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿por qué?, ¿con quién?, ¿qué?... Aplicarlo al texto y responderlo por escrito como si fuera una noticia de prensa: "El pasado jueves una pareja de lagartos se preparaba a celebrar su boda cuando de pronto descubrieron que habían perdido su anillo..."
3º CICLO PRIMARIA
Memento
Cuando yo me muera enterradme con mi guitarra bajo la arena. Cuando yo me muera entre los naranjos y la hierbabuena. Cuando yo me muera enterradme si queréis en una veleta. ¡Cuando yo me muera!
Viñetas flamencas. Poema del cante jondo. OBRAS COMPLETAS I. Madrid: Editorial Aguilar, 1978. Col. Obras eternas.
Hemos incluido este poema de Lorca conscientes de que su temática a parar no es la más adecuada para trabajar con los estudiantes de Educación Primaria porque se trata de una composición intensa y emotiva que puede impactar a los jóvenes lectores de estas edades que suelen estar muy interesados por el tema de la muerte. Se trata de una etapa en la que el ser humano se cuestiona los grandes misterios de la vida (el nacimiento, el origen del universo, el funcionamiento de las máquinas, la muerte y su posible continuidad...) y creemos que la literatura puede ser una valiosísima fuente de información y cultura para facilitar el crecimiento intelectual y humano de los preadolescentes. A primera vista (sobre todo si nos fijamos en la repetición constante del verso "cuando yo me muera") puede parecernos que estamos ante un poema excesivamente triste, melancólico y tremendista, pero si nos detenemos a saborearlo pausadamente podremos percibir el mensaje positivo que encierran estos versos: nos habla de muerte, es cierto, pero la sensación íntima que nos deja es la de un alma amante, apasionada y enamorada de la vida, de la música, de su entorno natural y que cree vivamente en una prolongación del ser más allá de la muerte. La primera estrofa nos golpea con un mensaje nítido, rotundo y dramático: el poeta ruega que, al llegar su última hora, le concedan un último deseo: descansar eternamente junto a su guitarra, bajo la arena. Sencillez y claridad con máxima economía de recursos. Algunos incluso podrían decir que su anhelo es perfectamente compartible y razonable: alguien que ama la música bien puede anhelar la compañía perenne de su camarada de cantares y decires. La segunda estrofa introduce una bocanada de aire fresco: el poeta no se conforma con la compañía de su guitarra, también reclama que su cuerpo descanse nada menos que entre hierbabuena y naranjos. Y esta vegetación no la elige aleatoriamente, en un afán de impresionar a la galería con un matiz bucólico y ecologista: Federico selecciona al naranjo (con sus embriagadoras hojas de azahar) y a la hierbabuena por su fragancia, su frescura y su colorido. ¿Puede haber mayor plenitud al abandonar este mundo que hacerse escoltar durante el último viaje por una melodía adorada y un perfume hechizador? Pero la tensión poética sigue ascendiendo en la tercera estrofa en la que el poeta se atreve a emprender una aventura extraordinaria: le asiste tal euforia que está dispuesto a consentir que le entierren nada menos que en una veleta. ¿Que por qué en una veleta? Porque es símbolo de libertad, de movimiento multidireccional, de percepción de los cuatro puntos cardinales, de universalidad. Lorca siempre sintió especial predilección por el viento y desde sus primeros versos podemos intuir una constante presencia del aire como elemento conductor y como aliento transfigurador. ¡Qué mejor modo de reencarnarse y trascender que galopar a lomos del viento y poder convertirse en la veleta que señale el horizonte hacia el que deben encaminarse todos los mortales! El broche final es impresionante: ¡Cuando yo me muera! Parecen las mismas cuatro palabras que abren las estrofas precedentes, pero la intención y el propósito son muy distintos: hasta ahora eran el simple acceso del que se servía el poeta para expresar un deseo para afrontar la muerte; pero en este epílogo literario envuelve esos cuatro vocablos bajo la tutela de los signos de admiración para subrayar que ahora está poniendo todo el corazón con un único propósito: que el lector capte que no le asusta la muerte y que la sola visión de un óbito como el que dibuja le llena casi de ilusión.
Paisaje
La tarde equivocada se vistió de frío. D etrás de los cristales, turbios, todos los niños, ven convertirse en pájaros un árbol amarillo.
La tarde está tendida a lo largo del río. Y un rubor de manzana tiembla en los tejadillos.
Canciones para niños. Canciones. OBRAS COMPLETAS I. Madrid: Editorial Aguilar, 1978. Col. Obras eternas.
Estamos ante un poema breve, grácil y amable que, aunque posee un interés menor desde un punto de vista temático (carece de un argumento muy elaborado), esconde un encanto luminoso, pleno de colorido y frescura y cada uno de sus versos porta recursos poéticos perceptibles ya desde una primera lectura periférica. Parte de una mera anécdota que se repite cíclicamente cada año (los cambios meteorológicos y estéticos que conlleva la llegada del otoño) para abandonarse a una bellísima y sencilla descripción provocada por la apertura absoluta de los sentidos del poeta hacia la maravillosa metamorfosis que convulsiona la flora de un hábitat boscoso cercano a sus sentimientos. En vez de enumerarnos como en una eterna cantinela escolar infantil las típicas y tópicas alteraciones que acompañan la arribada del otoño (decae la temperatura, las tardes se acortan, el viento revuelve los cabellos de los paseantes, los cristales se empañan por el calor del hogar y el frío exterior, los árboles pierden sus hojas y las que se resisten a descansar en el suelo se vuelven amarillentas, ocres y marrones, la lluvia vuelve a repiquetear sobre los tejados...) Lorca juega con las palabras, las introduce en su sombrero de copa y cual mago virtuoso las expone ante el público transfiguradas en globos de colores bañados de creatividad y fantasía. Así, para decirnos que el atardecer es extrañamente fresco construye una metáfora magistral: "la tarde equivocada / se vistió de frío". Podríamos decir que dota de poderes decisorios al tiempo y le permite "vestirse" como cualquier humano que se abriga ante el escalofrío que recorre su piel todavía morena por los calores del estío. Las hojas de muchos árboles se vuelven amarillas en otoño, pero esta obviedad natural y cronológica se transmuta en una estrofa impecable y evocadora cuando sobre ella fluye la pincelada cromática de Federico: "detrás de los cristales, / turbios, todos los niños, / ven convertirse en pájaros / un árbol amarillo". Al empeorar el tiempo y acortarse las tardes (y, por tanto, los tiempos de juegos exteriores) los niños se amontonan en los hogares y contemplan melancólicos el jardín entreteniendo su mirada con el vuelo disparatado (¡ahora hacia arriba, ahora hacia abajo!, ¡un rato verticalmente, otro repasando la línea imaginaria del horizonte!) de las hojas de los árboles que se balancean ya suave ya alocadamente siguiendo la melodía refrescante del viento. Las arbóreas copas se despiden taciturnas de sus hijas caducas y la savia vivificante parece elevarse hacia el firmamento en forma de pajarillos azafranados que huyen por miedo a la llegada del malvado frío. El crepúsculo, exhausto y abatido, se derrama sin aliento siguiendo el cauce del río: "La tarde está tendida / a lo largo del río". Y no podemos olvidar la luz cálida, anaranjada y bermeja que se apodera quedamente del cielo para recordar a todos los seres vivos que se aproxima la hora de mecerse en los brazos del señor del sueño: "Y un rubor de manzana/ tiembla en los tejadillos". El colofón de este exquisito poema no podía ser sino otra perla metafórica lorquiana.
Media luna
La luna va por el agua. ¿Cómo está el cielo tranquilo? Va segando lentamente el temblor viejo del río mientras que una rama joven la toma por espejito.
Remansos. Primeras canciones. OBRAS COMPLETAS I. Madrid: Editorial Aguilar, 1978. Col. Obras eternas.
1. Ordenar las palabras de cada verso para reconstruir esta adivinanza y resolver el enigma:

luna tiene es no y planeta; marco tiene no y puerta es. (ojepse)
2. Leer estos versos de derecha a izquierda y reaparecerá un astro que suele esconderse tímidamente cuando se despereza el sol cada mañana:

odot led acnalb yos omoc oy sanepa y sehcon yah orep odot led anell yotse euq (anul)
3. Explicar el primer verso: ¿cómo es posible que la luna camine por el agua? Estamos un recurso estilístico que emplean los poetas para embellecer sus poemas. Investigar cómo se llama este recurso.

4. Vamos a crear adivinanzas. Para ello describiremos los rasgos característicos del animal u objeto que hemos elegido.

Por ejemplo, la luna:
es redonda como una moneda cada mes va creciendo y menguando lentamente cuando es visible su color es blanco durante varias noches desaparece por completo Redonda moneda que crece y decrece cuya blanca cara una noche oscurece.
5. Vaciamos el poema de sustantivos y el alumno deberá completarlo a su gusto.

6. Lo mismo, pero eliminando en esta ocasión los verbos.

7. Analicemos los dos últimos versos ("...una rama joven / la toma por espejito"): ¿por qué nos dice Lorca que la luna es confundida con un espejo?

8. Observar en los mismos versos que el poeta está "humanizando" a la rama al concederle la facultad de pensar y opinar sobre si la luna presenta algún parecido con un espejo. Estamos también ante otro recurso estilístico. Averiguar de cuál se trata e inventar algún ejemplo que lo contenga.

9. Construir un caligrama con alguno de los sustantivos o adjetivos del poema.

Por ejemplo
Lentamente / uniremos / nuestras / almas. Ana / gatea / últimamente / agachada. Viejos / indios / encuentran / jóvenes / osos. Rosa / irradia / oro.
10. Crear un caligrama con el poema con forma de media luna o de espejo.

11. El juego del exprimidor: mezclar las letras de algunas palabras del poema en busca de otros vocablos escondidos.

Por ejemplo:
tranquilo: tan - quilo - lo - talo - ato - atino - untar - rato - rito espejito: ese - piso - esto - tieso - tose - eje - pese - pisto tope
1. ZARDOYA, C. Poesía española del siglo XX. Madrid: Gredos, 1974, vol. III, pág. 51.
2. MARTÍN, E. Antología comentada de Federico García Lorca. Madrid: Ediciones de la Torre, 1988. Vol. I, pág. 19.
3. GÓMEZ YEBRA, A. Adivinanzas de hoy. Málaga: Ayto. de Málaga: 1997. |