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“Antecedentes y Perspectivas del Trabajo del Tribunal Latinoamericano del Agua1” “Antecedentes y Perspectivas del Trabajo del Tribunal Latinoamericano del Agua” Javier Bogantes Tribunal Latinoamericano del Agua Director Iniciaré mi exposición con un pensamiento del filósofo y mago Giordano Bruno, quemado por la inquisición en el año 1600. Este pensamiento nos urge hacía la comprensión de una ética que rija las acciones de la política y de lo legislativo. Una ética exigente que nos comprometa en un devenir de actividades en las que comprendamos que nuestras acciones son trascendentes para la salud planetaria .Que el bienestar y la vida buena dependen en grado sumo de nuestro trabajo y responsabilidad respecto al cuido de la naturaleza y los derechos de las generaciones que aún no han nacido. “A los que Dios les ha dado el poder de legislar, que consiste por encima de todo en esto: que no obren de tal manera que incurran en desprecio e indignidad, a donde se puede ir a parar llevando los pasos por dos caminos. Uno es el de la inequidad, encomendando y proponiendo cosas injustas, el otro es el de la dificultad, proponiendo y encargando cosas imposibles, las cuales en sí mismas son injustas. Dos son las manos con las que la ley tiene el poder de legislar: la una es la de la justicia y la otra es la de la posibilidad, siendo la una moderada por la otra, puesto que habiendo muchas cosas posibles que no son justas, nada hay empero justo que no sea posible.” Este pensamiento que para nosotros ha sido verdaderamente fundamental se relaciona con la formación y los fundamentos que han dado inicio al Tribunal Latinoamericano del Agua. En 1998 empezamos este trabajo con un grupo que se llamó Ríos Vivientes. Realizamos diversas investigaciones respecto al cumplimiento de las normas y la eficacia de los procesos administrativos y judiciales respecto a las problemáticas hídricas. Comenzamos a percibir que había una gran cantidad de normas y de leyes, de sistemas jurídicos supuestamente propicios para solucionar la crisis, pero que había muy serios problemas en cuanto a la eficacia y el cumplimiento de estas normativas y estos procesos administrativos que se corrompían en el momento de su aplicación. Los poderes empresariales, el contubernio y los intereses económicos predominaban por sobre leyes, preceptos morales, bien común, derechos intergeneracionales. De ahí que comenzamos a trabajar con una idea que fue sumamente compleja, difícil, azarosa, particularmente tenía que ver con la posibilidad de establecer un Tribunal alternativo de justicia que pudiese atender casos que en los diversos países no estaban teniendo una solución justa y efectiva. Uno de los fundamentos para realizar este trabajo es el tema de la sustentabilidad hídrica. Realmente vivimos un desastre ambiental en casi todo el planeta; un desastre que ha tenido agravación a partir de la Revolución Industrial como pueden ver en el presente cuadro. El abuso del consumo energético es el inicio de lo que podemos determinar como el principio del desequilibrio ecológico crítico y que nos lleva aproximadamente al año 2000, cuando empezamos percibir una crisis socio ambiental planetaria que se manifiesta de muy diversas formas, el calentamiento global, la pérdida de sistemas hídricos vitales, las enfermedades hídricas y la carestía y la sed que viven muchas poblaciones en el planeta Esta etapa tecnológica de la civilización, que tiene como una de sus características el crecimiento desmesurado de la población pero también el crecimiento desmesurado de los sistemas de producción con la respectiva extracción de recursos, contaminación química de las aguas, sobre explotación nos deja ante dos posibilidades: ir hacia una rearmonización planetaria, una conciencia ecológica y una madurez emocional respecto al consumo, o hacia una civilización extrema no sustentable que nos llevaría a una catástrofe socioambiental . En ese sentido, para poder aplicar un trabajo propiamente filosófico, el cual tiene que ver con la forma en la que el Tribunal percibe las problemáticas en relación con el tema hídrico, tenemos que pensar que esta sustentabilidad no se ha logrado a través de la aplicación de los sistemas jurídicos que deberían propiciar el orden, la legalidad y la protección de un bien tan fundamental para la vida como lo es el agua. En este respecto tenemos varios aspectos importantes en cuanto a la aplicación de valores que puedan servirnos para fundamentarnos en una perspectiva axiológica. Existen valores éticos, estéticos, religiosos y utilitarios. Esta diferenciación nos servirá para comprender cuales son los valores predominantes en cuanto la aplicación de políticas diversas respecto a la situación hídrica. La mayor parte de los sistemas políticos que privilegian la producción por encima de la calidad de vida y por encima de la sustentabilidad, se fundamentan en los valores utilitarios, alejándose así de la ética humanista y los diferentes sistemas éticos que buscan sustentar la vida de los seres humanos en el planeta, su la relación con la naturaleza y entre ellos. Por tanto es preciso establecer sistemas axiológicos que, de un modo o de otro protejan la vida en la del agua y de la naturaleza. Siempre estamos ubicados (en nuestras consideraciones cotidianas) en alguno de estos tipos de valores. Cuando miramos un río o una laguna y decimos que bello, estamos aplicando un valor estético; cuando miramos ese río en cuanto a lo que pudiese producir de energía estamos aplicando los valores utilitarios, los valores de la ganancia; muchas culturas indígenas tienen una relación casi religiosa con estos bienes de la naturaleza. Hay un pensamiento muy interesante que tiene que ver con esta noción es un pensamiento de un cacique amazónico llamado Oxavante que profundamente sintetiza toda esta idea que quiero compartimos con ustedes. “Tan sólo después de que el último árbol sea derrumbado, el último pez muerto, el último río envenenado, ustedes se darán cuenta que el dinero no se comen” Toda pérdida de la ética ambiental por parte de muchos sistemas productivos, toda esta situación de desastre en los político y judicial, esta crisis socio-ambiental, se ha tratado de solucionar a través de diferentes iniciativas internacionales gubernamentales y de la sociedad civil, y se ha inscrito en diversas declaraciones y convenios internacionales. Lamentablemente estos acuerdos se han quedado como listas de intenciones y en la práctica realmente no se cumplen. Muchos de los gobiernos que han ratificado estas cartas no han hecho mucho para hacer cumplir este tipo de convenios; algunos de ellas son muy importantes y notables: la Carta Europea del Agua, la Declaración de Mar del Plata, la Convención de Desarrollo de Obras Hidroeléctricas (en buena medida ésta tiene una serie de estatutos que tienen que ver con el asunto de los problemas transfronterizos), el convenio Ramsar sobre aves acuáticas y humedales, la Carta de la tierra, la Carta de las Naciones Unidas. Existen muchos otros como la Declaración de Río sobre Ambiente y Desarrollo, el Convenio de biodiversidad y otros los cuales tienen en sí fundamentos precisos para revertir los daños que se causan segundo a segundo en los ecosistemas planetarios, pero lastimosamente no se cumplen efectivamente. El trabajo del Tribunal Latinoamericano del Agua parte de una problemática clave: la crisis de legalidad. Empezamos a recibir casos cuando hicimos la primera convocatoria (1999) y la mayor parte de los casos recibidos tenía que ver con esta crisis de la legalidad; es decir, de cómo una serie de sistemas o normativas, de potencialidades en los poderes administrativos no se cumplieron y por lo tanto dejaban a las poblaciones en una situación de frustración, en una situación de agobio e, incluso, en peligro de violencia. Cuando se viven crisis de este tipo, cuando las relaciones con la naturaleza y con algo tan vital como lo es el agua se agravan, sucede muchas veces que las personas empiezan a revelarse contra lo que está sucediendo lo conlleva a enfrentamientos violentos y tensiones que surgen hasta en poblaciones debido a la frustración y la carestía del agua. El Tribunal Latinoamericano del Agua se inicia como una instancia internacional de justicia alternativa, es decir, es un tribunal que no es vinculante; todos saben que en materia ambiental no existen instancias de carácter vinculante. El Tribunal Latinoamericano del Agua parte de una noción que llamamos ecoética la cual pretende, en principio, regular las relaciones entre el ser humano y la naturaleza. ¿Cómo responder a esta gran pregunta de lo que pueda ser el equilibrio entre producción y sustentabilidad? ¿Cómo podemos lograr un mundo donde los sistemas de producción no alteren y no afecten tan gravemente los ecosistemas y que permitan en realidad un desenvolvimiento pleno del ser humano en cuanto a la calidad de vida y, principalmente, el acceso al agua y el disfrute del agua? En este caso, para el tribunal los derechos intergeneracionales son fundamentales. Dentro de estos principios éticos anteriormente señalados están contemplados las premisas de convivencia (las relaciones entre las personas y la naturaleza) así como la responsabilidad ambiental, la santidad de las formas vivientes, el respeto a la dignidad humana y el respeto entre los pueblos. A partir de estos principios, cuando se da una afectación, normalmente se conforma una denuncia que tiene que ver con estos ecocidios que se comenten en los diversos cuerpos de agua de América Latina; a menudo ésta se presenta por diferentes grupos sociales. Estas denuncias se pueden atender desde varias perspectivas. Una conlleva a la solución de conflictos, es decir, a la búsqueda de otra alternativa mediante procesos de información e investigación científico-técnica, para convencer a las partes para que modifiquen su actitud. El otro, sería llevar el caso hasta un juicio oral y público que se realiza con participación de las partes, esto quiere decir que se le da igual participación a los denunciados y a los denunciantes. Es un juicio oral que ha sido conformado a través de un sistema probatorio presentado previamente. Me referiré a las audiencias. Por ejemplo, en la primera que se realiza como un modelo aplicado a Centroamérica, se presentan una serie de casos como la contaminación petrolera en un santuario de vida silvestre en Guatemala, en la Laguna del Tigre, el cual reafirma el irrespeto a los convenios ratificados puesto que la laguna estaba ubicada en un sitio RAMSAR (Convenio RAMSAR). En Costa Rica se presentó un caso sobre la contaminación por producción de helechos la cual causaba graves problemas a las zonas de abastecimiento hídrico de la capital. Otro caso fue el que se presentó desde Nicaragua contra el gobierno costarricense por motivo del deterioro del Río San Juan y los sistemas productivos vecinos de este río. Los denunciantes y las diferentes organizaciones presentaron sus casos y, en seguida, fueron sometidos a análisis por parte de una comisión científico-técnica que evalúa la pertinencia de todo el sistema; de este modo el caso es presentado con solidez tanto jurídica como científico-técnica. En el 2004 se realiza otra audiencia donde se reciben una serie de casos que tienen que ver con el proceso de agotamiento de aguas subterráneas debido a la gran expansión hotelera en Costa Rica (en Guanacaste específicamente). Se presentó un caso relacionado con el transporte de material radioactivo a través del Canal de Panamá por parte de compañías inglesas, japonesas y francesas. Así mismo, se analizaron otros casos como proyectos hidroeléctricos, problemas de acceso al agua, y diferentes problemáticas como el Anillo Periférico en la ciudad de El Salvador y otros que no menciono por razones de tiempo. En el 2006 se realizó otra audiencia en la que se presentaron catorce casos de América Latina. Se presentaron seis casos mexicanos de gran importancia para la sociedad mexicana. Se presentaron dos casos centroamericanos relacionados con la expansión minera por parte de las compañías canadienses, las cuales tienen una política sumamente fuerte para expandirse a nivel de América Latina; para esto están iniciando sus actividades en Centroamérica. En ese sentido se presentó un caso por parte de Nicaragua, El Salvador y Guatemala. De nuevo se volvió a presentar el mismo caso que tiene que ver con el transporte de material radioactivo, debido a la preocupación de diferentes grupos y universidades de la sociedad panameña. Desde Suramérica se presentaron diversos casos como el proyecto de embalse multipropósitos en la cuenca del río Guayas en Ecuador, la minería de oro a cielo abierto en Cajamarca, Perú (esta es una de las compañías mineras más grandes de todo el mundo) que causa graves problemas en cuanto a la sustentabilidad hídrica en esta región. También se presentó el caso de privatización del agua contra la Suez Leonesse de Francia presentado por Aguas de Illymani del Alto de la Paz en Bolivia. Se presentó el caso de la afectación del Santuario río Cruces en Valdivia, Chile, que tiene que ver con una papelera que causó la muerte de una población significativa de cisnes (eran aproximadamente 5000 y ahora solo quedan 300). Cabe mencionar que éste es uno de los pocos reservorios de cisnes cuello negro en el mundo. Estos casos son presentados ante un tribunal conformado por diferentes jueces internacionales, con los cuales se logra combinar un equipo jurídico y otros profesionales para lograr, en la medida de lo posible, conformar un jurado interdisciplinario en el cual participan tanto abogados, científicos, economistas, arquitectos, etc. Para terminar quiero decirles que estamos comprometidos con el trabajo por el cumplimiento de todos esos convenios y declaraciones internacionales que en principio son medios correctos que deben aplicarse Si bien es cierto que se trata de una labor difícil estamos dispuestos a conocer en la medida de las posibilidades todos los casos de injusticia hídrica y de impunidad en esta materia, llevar estos casos a las audiencias públicas y difundir los veredictos, hasta el día en que un tribunal de conciencia no sea necesario porque la legalidad, el derecho a la vida, el derecho humano al agua y los derechos ambientales de los ciudadanos con respecto al poder de las grandes corporaciones se cumplan en América Latina. “Situación del Agua en América Latina” Ricardo Valverde Tribunal Latinoamericano del Agua Comisión Científico-Técnica Esta presentación fue elaborada básicamente para evaluar, en términos generales, aspectos asociados con tres criterios de evaluación de la situación hídrica en el mundo, sin embargo, en este caso nos vamos a centrar en América Latina. Como sugieren las estadísticas, el continente americano cuenta con aproximadamente 41% de todas las fuentes hídricas en el mundo. De ese porcentaje un 31% corresponde a América Latina y el Caribe, de manera que no se puede hablar, en términos comparativos con el resto del mundo, de que el continente es un continente pobre en recursos hídricos. El problema no es un problema de escasez sino de ordenamiento, de accesibilidad y de disponibilidad. La mayoría del continente es sumamente rico en agua, hablamos de más de 20 000 m3 por habitante; esto se extrapola de la siguiente forma: la disponibilidad del recurso hídrico por cuenca, comparativamente hablando, con la densidad de población con cada país. Tenemos que Argentina se encuentra dentro del grupo de los países que son particularmente ricos en agua (Colombia, Brasil, Centroamérica) y, además, tiene una disponibilidad media abundante que a veces supera los 2000 m3 por año por habitante. Una cosa es disponibilidad y otra accesibilidad a agua potable, es decir, el agua disponible de un país no siempre es accesible a la población. En América Latina existe una disponibilidad bastante elevada: en muchos de los países supera el 70% y en algunos casos llega cerca del 100% de la población. Sin embargo, esto no implica acceso a agua de calidad potable debido al deterioro que sufren las fuentes hídricas en el continente. Argentina ocupa una escala relativamente intermedia pero está por encima de situaciones como las que se da en Haití o El Salvador. En estos últimos nos enfrentamos a situaciones muy semejantes a las condiciones de las poblaciones de la India, África Subsahariana y el sudeste asiático. Las fuentes de acceso a saneamiento presentan resultados muy variados. Hay países donde la situación es sumamente difícil: Belice, Puerto Rico, Haití, mientras que hay otros que cuentan con una escala intermedia alta y alta. Argentina se encuentra en una escala que va de media a alta. ¿Cómo está la distribución del recurso hídrico? Un estudio del Congreso de Ministros de Salud de Montreal (el cual es extrapolable al resto del mundo) concluye que el 90% de las fuentes hídricas que son explotadas en la actualidad no son explotadas para el consumo humano. La agroindustria, dentro de las actividades productivas, es la que ocupa el rubro más alto de extracción del recurso hídrico a nivel mundial. Uno de los problemas que se debe abordar a futuro es la disponibilidad de agua de calidad potable, pues la dinámica económica mundial, con el crecimiento de la población en el mundo, se está evaluando seriamente cuál va a ser el agua que consumirán las poblaciones futuras. En América Latina el 86% de la población no está siendo abastecida con agua de calidad potable, es decir, se abastecen de agua pero las aguas servidas, las aguas drenadas, en un 86% no son tratadas. Esto genera deterioro en las fuentes superficiales de agua y eventuales filtraciones en el manto freático en un futuro no muy lejano. Solamente 14% de esas aguas reciben un tratamiento adecuado, de modo que: proyectemos a futuro qué disponibilidad de agua de calidad potable habrá si no se revierte esta situación. Aproximadamente un 35% de la población (entre 77 y 80 millones de habitantes) no tiene acceso a fuentes de saneamiento en América Latina. En cuanto a la distribución de la población debemos decir que las poblaciones rurales son las que padecen, quizás, la situación más precaria. De estos 77 o 80 millones de habitantes 51 vive en las zonas rurales. Estas son las poblaciones que tienen los principales problemas de acceso al agua potable en América Latina y el Caribe. A propósito de la relación que existe entre la población sin alcantarillado, la población sin agua y la población abastecida con sistemas sin tratamiento, podemos decir que casi 100 millones de habitantes no cuentan con un sistema de alcantarillado que haga accesible y disponible esa agua. Si hablamos de poblaciones que no tienen sistemas de tratamiento el valor se acerca a los 170 millones de habitantes. De esta manera, si proyectamos a futuro podemos cuestionarnos acerca de lo que puede suceder con una población que aumenta, con una necesidad de agua de calidad cada vez más creciente y con fuentes en creciente deterioro. Las proyecciones que están planteadas para las poblaciones que pueden estar sufriendo estrés hídrico y, por tanto, que en un futuro no muy lejano pueden catalogarse como desastrosas, son en verdad alarmantes. El mapa de la sed mundial va evolucionando de siguiente modo: en la década de los 50 se estimaba una disponibilidad por persona al año sumamente elevada (cerca de 17 000 o 20 000m3 por persona al año), luego baja drásticamente (casi a la mitad) para el año 2000 y para el 2025 se proyecta que será mucho mayor. Según esos datos el África subsahariana, el norte de África y los países árabes y la India, ya padecen una situación catastrófica en lo que respecta al acceso a fuentes de agua. A pesar de que esta situación no se estima posible para América Latina en un plazo no muy cercano, nos damos cuenta de que ya es posible observar ciertos patrones en los cuales la disponibilidad de agua se está convirtiendo en un asunto crítico. En un planeta de agua tenemos a casi una quinta parte de la población sin agua potable y una tercera parte de la población sin fuentes de saneamiento. Las enfermedades hídricas, según datos de la Organización Mundial de la Salud, ocasionan más del 82% de las muertes y, de esas muertes, el 85% ocurre en niños menores de cinco años. Esto quiere decir 6000 niños mueren por día debido a enfermedades de transmisión hídrica. En América Latina aproximadamente cerca de 153 000 muertes se reportan al año por enfermedades relacionadas con la contaminación del agua (dengue, diarrea, disentería, etc.) y la gran mayoría de este porcentaje ocurre en niños menores de cinco años. “Presentación del Consejo Consultivo” |