Teoria del aprendizaje constructivista






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TEORIA DEL APRENDIZAJE CONSTRUCTIVISTA
Ramón R. Abarca Fernández

Editorial Abedul - 2001


CONTENIDO
Debido a la gran diversidad existente entre los alumnos, medios educativos y terrenos de estudio, no se ha formulado aún ninguna teoría global aplicable al conjunto de la psicología educativa. Por el contrario, los psicólogos trabajan en teorías sobre fenómenos concretos del aprendizaje, la motivación, el desarrollo y la enseñanza.


1. Prolegómenos
1.1. Problemática educativa

1.2. Epistemología de la pedagogía

1.3. Nociones sobre educación

1.4. Hipótesis, método, ley y teoría

1.5. Inducción

1.6. Pedagogía del lenguaje
2. ¿Teoría de la educación?
2.1. Aporte de la biología.

2.2. Aporte de la sociología

2.3. Aporte de la psicología

2.4. De los inicios al romanticismo

2.4.1. Praxis educativa antigua

2.4.2. Propuesta tradicional o reflexión crítica

2.4.3. Cristiandad medieval

2.4.4. Humanismo y renacimiento

2.4.5. Intelectualismo-voluntarismo-fideísmo

2.4.6. Enciclopedismo ilustrado

2.4.7. Romanticismo

2.5. Del idealismo al nuevo enfoque

2.5.1. Idealismo

2.5.2. Empirismo y positivismo

2.5.3. Propuestas experimentales y neopositivistas

2.5.4. Naturalismo y activismo

2.5.4.1. Escuela nueva

A. Juan Enrique Pestalozzi

B. Adolfo Ferrière

C. Celestin Freinet

2.5.4.2. Corriente antiautoritaria

2.5.4.3. Propuesta de la personalidad y la relación terapéutica

2.5.4.4. Corriente sociopolítica.

2.5.4.5. Propuestas individuales

A. John Dewey

B. María Montessori

C. Ovide Decroly

2.5.5. Existencialismo y personalismo

2.5.6. Propuestas epistemológicas

2.5.7. Nuevo enfoque pedagógico

1. PROLEGÓMENOS
“Poned los problemas a su alcance y dejádselos resolver. Que no sepa nada porque se lo habéis dicho, sino porque él mismo lo haya comprendido; que no aprenda la ciencia, que la invente”. (J. J. Rousseau en El Emilio)
1.1. PROBLEMÁTICA EDUCATIVA

Nos encontramos con la necesidad de superar la contraposición entre el enseñante y el animador en el sentido de:


  1. Esbozar una renovada figura profesional de educador-animador para quien la función docente no es solamente “transmisión” de cultura, sino “elaboración” de cultura, estimulación a la “participación” y a la “formación humana y crítica”, “experimentación”, y




  1. Reservar a los animadores de profesión tareas de actualización-formación de los formadores respecto a una serie de técnicas (de acercamiento, de socialización, liberadoras, de sucesión lógica, descondicionadoras, de la transmisión del objeto, de conocimiento, de concentración, de compromiso, de comunicación, para seguir la enumeración y el orden dados por F. Pastore).


Esta posición permite superar tanto la perdurable división entre animación y estudio, entre actividades libres y materias, tal vez apoyada por posiciones “progresistas” que continúan sacando manuales de práctica didáctica en las diferentes ramas de la animación (dramática, audiovisual, musical, expresivo-figurativa, tecnológica y psicomotora), como la identificación extremista de la libre expresión con el supuesto metodológico de una praxis educativa revolucionaria, con la totalidad de la comunicación didáctica, con el fundamento psicopedagógico de una cultura alternativa, con la higiene mental, con la “experiencia descriptiva del pensamiento epistemológico y existencial moderno” (Merciati-Fioretti-Contini).
La animación no puede ser reducida a un conjunto de técnicas, se trata más bien de una intervención cultural dirigida a la renovación de la escuela, tanto por lo que se refiere a los procesos educativos como a la posibilidad de modificar las actitudes de los docentes y de los padres. Con la animación hay que intervenir no para aligerar las materias (por ejemplo “dramatizando” la historia) o simplemente para sustituir los viejos contenidos, sino para actuar de modo que se posibilite en el educando el desarrollo tanto de capacidades críticas como creativas.
Creatividad, entendida como capacidad y necesidad de pensar en la realidad, no separando espíritu crítico y racionalidad del momento fantástico. La animación cultural debe ser introducida en un proyecto político-pedagógico de renovación de la escuela, de sus métodos, de sus contenidos, y en un proyecto educativo que contenga, entre los objetivos a alcanzar, no sólo capacidades cognitivas, sino también habilidades psicomotoras y comportamientos afectivos; que prevea actividades didácticas dirigidas a favorecer la expresión individual y de grupo mediante los diferentes lenguajes (verbal, escrito, paralingüístico, kinésico, icónico, audiovisual, musical, etc.) partiendo de la realidad socio-ambiental en la que crecen niños y jóvenes, para alcanzar una nueva apropiación y para realizar una posible intervención modificadora de las mismas.
El problema de la educación es un problema de soluciones prácticas y no de puro conocimiento teórico. El verdadero problema del pedagogo no es el de tener un sector de la educación más iluminado que antes, sino, el de usar todos los instrumentos necesarios para iluminar todo el campo. La observación teórica de un objeto no estudia el objeto en su totalidad, sino que sólo indica las ideas útiles para una elaboración teórica.
La psicología no estudia al hombre, sino el comportamiento del hombre; la sociología no estudia al hombre, sino su capacidad de relación, etc. Con todo, para indicar lo que el hombre tiene que hacer no es suficiente saber “en parte” (cualquiera que ésta sea) quién es él.
Consecuentemente, tanto la psicología como la sociología deben colaborar en la acción del educador que ha de arriesgarse en la tarea educativa, aún a sabiendas de exponerse a equivocarse; ante el riesgo no sólo se le pide prudencia y justificación. Riesgo no quiere decir locura o insensatez, sino iniciativa y avance; pues:


  • Es preciso dialogar con el educando, sistema muy diferente al de los “sermones” y “rollos”. El diálogo es ayuda y comprensión, es responsabilizar al educando frente a la libertad por él estimada.

  • Las formas patrocinadas por la educación nueva para realizar la educación en la libertad son:

  1. La cogestión, apta para la educación general, en los niveles superiores de la primera etapa y en todos los restantes.

  2. La autogestión, ensayable ya en la segunda etapa de educación, y de posible implantación en el bachillerato, institutos y niveles universitarios.

  3. La educación individualizada y personalizada, que atiende a las peculiaridades del sujeto y es partidaria de las bases antropológicas sobre las que descansa la educación personalizada: la originalidad, iniciativa y libertad.


De esta forma, no puede abordarse la educación con este o aquel sistema teórico, simplemente, porque es un problema práctico el que hay que resolver.
1.2. EPISTEMOLOGÍA DE LA PEDAGOGÍA

Epistemología significa “discurso sobre la ciencia”. El pensar (luego del enorme trabajo de los antiguos y de los medievales), de filosófico, se vuelve científico. En el siglo XX, el pensar, cada vez más frecuentemente, se ha acompañado y relacionado con el pensamiento que se repliega sobre sí mismo, para examinar sus propios mecanismos internos. Entonces, las definiciones usuales de epistemología son: 1) el estudio del conocimiento, en el mundo anglosajón; 2) la doctrina de los fundamentos de la ciencia (según las varias connotaciones), en el mundo científico; 3) la disciplina que se ocupa de las relaciones entre cada disciplina o materia de estudio.
Así, la epistemología pedagógica se puede entender como el estudio de la complejidad interna de la pedagogía tanto en su presentación prognóstico-decisional como en la diagnóstico-interpretativa. La epistemología pedagógica pretende reflexionar sobre las modalidades con las que se puede estructurar tal complejidad, aún conservando la unidad del saber fundamental, que es precisamente el pedagógico. Por ello, la epistemología pedagógica asume el hecho de que la pedagogía sea un conjunto de saberes y en cuanto tal más semejante a la ingeniería que a la medicina.
La epistemología de la pedagogía es una epistemología propia de un área conceptual que debe resolver problemas prácticos, históricamente inaplazables. Por tanto, la epistemología debe ser referida a la práctica. Los problemas que presenta la educación (para la reflexión pedagógica) pertenecen a las necesidades más dispares del vivir humano, de modo que no es suficiente un tipo estandarizado de respuesta para todos los problemas. Se configura la necesidad de disponer de una doctrina articulada que se pueda integrar en función de la clase de los problemas propuestos y de sus necesidades.
La epistemología pedagógica: a) tiene como objeto propio no la educación, sino más bien, la teoría; b) estudia las modalidades con las que los saberes sectoriales entran a formar parte del área de saber pedagógico a fin de ofrecer respuestas a los problemas educativos planteados por las situaciones históricas; c) requiere la presencia simultánea de los cuatro momentos que se han sucedido a lo largo de la humanidad:


  1. Momento prelógico: aun no se habla de pedagogía, pero se vislumbra un esbozo pedagógico en las observaciones privilegiadas que los humanos han debido intercambiar cuando, al hablar entre ellos, tuvieron (como objeto de conversación) los problemas concernientes a los hijos y al patrimonio que los mayores habían de transmitirles. La educación acumuló gestos significativos desde el comienzo, con las modalidades permitidas a los hombres primigenios. Se habla de pedagogía instintiva, pero probablemente sería más oportuno llamarla prelógica; pues en el pensamiento primigenio pedagógico puede encontrarse las mismas características instintivas y anecdóticas con las que también hoy nos encontramos en el pensamiento vulgar referido a la educación.




  1. Momento filosófico: al momento de resolver una tarea, se nota un problema técnico evidente (decoración, espacios, materiales, costes, etc.), pero sobre todo, hay la declaración de un estilo de vida, que, en definitiva, se define como una “filosofía de la vida”. Este es el aspecto que emerge como calificación específica en la cultura griega; los latinos la volverán a asumir más tarde con el dicho “propter vitam vitae perdere suam”: no es posible vivir sin darse claramente una razón de ser de la vida misma. En el pensar pedagógico, la epistemología pedagógica encuentra la característica primaria de ser una filosofía de la educación, con el consiguiente esfuerzo de analizar la educación con una instrumentación racional. El razonar de Atenas o el ejercicio físico en Esparta son las metodologías concretas con las que se llevan a cabo las comunicaciones educativas. Ello se realizará a lo largo del tiempo con Platón, San Agustín, Santo Tomás de Aquino y muchos otros.




  1. Momento científico: después de la campaña larga y victoriosa conducida por los científicos frente a la naturaleza, se considera que llegó el momento de colocar bajo la investigación empírica también al hombre, tanto en su comportamiento individual como en el grupal. El eco de la exigencia de Galileo por interesarse “ya no de las esencias, sino de los afectos”, alcanza al hombre. La ley de Weber-Fechner (la intensidad del estímulo que se toma como punto de partida), en psicología, y el Curso publicado a partir de 1832 por Augusto Comte (1798-1857), en sociología, representan la declaración explícita de un nuevo modo de considerar el objeto “hombre”. Ya no se trata de razonar sobre la naturaleza humana, sobre el concepto de personalidad, sobre los principios que rigen los diversos modos del “deber ser” para la formulación de un estatuto ético. Los Discursos de J. J. Rousseau (1712-1778) fueron el vértice de una nueva oleada, que completaba el movimiento iniciado en 1750 con la Enciclopedia. El interés se traslada a los aspectos constatables del comportamiento humano que se hacen cada vez más notables respecto a los definibles deductivamente. La educación ya no se afronta como un tema para planificaciones, si antes no se estableció su configuración constatable objetivamente. Todas las disciplinas que ofertan instrumentalización para recoger datos se hacen interesantes para la pedagogía: al comienzo la psicología, luego la psicología de la edad evolutiva, la clínica y la sociología. Hoy, se ha hecho más compleja la acción del estudioso de epistemología que pretenda seguir constantemente el desarrollo de la creciente articulación interna de la pedagogía.




  1. Momento lingüístico: si en el área del saber pedagógico confluyeron disciplinas tan diferentes, obviamente, cada una con sus propios métodos y sus propios resultados, cada una de ellas se expresará con su propio lenguaje específico. Si la educación es estudiada por la economía con el lenguaje económico y por la psicología con el lenguaje psicológico, ¿en qué relación se pueden poner los dos lenguajes diferentes que, por lo demás, deben concluir en el objeto idéntico, y al mismo tiempo, conservar su especificidad y autonomía, para no traicionar sus propios resultados y su capacidad significativa?. El problema del lenguaje en pedagogía obligó a los estudiosos a replantear completamente el status epistemológico de la pedagogía.


La epistemología pedagógica requiere la presencia simultánea de los cuatro momentos ocurridos a lo largo de la historia y de su uso articulado en función de la práctica.
La interdisciplinaridad pedagógica no sólo se distribuye en referencia a los cuatro momentos considerados, sino que cada uno de éstos permanece abierto a la creación de subsistemas culturales con especificación sectorial, y de esta forma, se configura una segunda modalidad de calificación de la epistemología pedagógica.
En el desarrollo histórico se notan dos grandes clases de proposiciones pedagógicas: las prognósticas y las diagnósticas. Hasta el momento en que el saber pedagógico se basaba en la deducción y no disponía de un adecuado instrumento empírico-observador, la pedagogía fue predominantemente prospectiva. La enumeración en valores (debida a la filosofía en general y a la filosofía de la educación en particular) de los que el grupo social consideraba hacerse portador llegaba a ser el elemento directivo para las finalidades de la educación.
De esta manera, el niño de Atenas o de Esparta, el noble de Locke, el discípulo de Comenio y el niño de Rousseau son individuos humanos educados en base a diferentes ideologías o filosofías de la educación.
Cuando el pensar científico tomó en consideración también al hombre, como objeto de la propia investigación, entonces se abrió el camino para una pedagogía diagnóstica cuyas características estructurales son profundamente diferentes. No se perdió el sentido de la pedagogía prognóstica, porque la educación es planificación del hombre para el futuro; pero la formulación de los fines tuvo y tiene lugar de manera diferente.
La pedagogía diagnóstica permitió una elaboración conceptual más exacta, tanto respecto a los datos con que se opera como respecto a situaciones hipotetizables. Si el cuadro general de los fines permanece continuamente como objeto de tratamiento y de elección filosófica, las modalidades, con las que éstos se entienden o se alcanzan, se convierten en objeto de un saber mucho más controlable y objetivado.
Un sector notable de teoría pedagógica (revelado importante para la epistemología) es el que se indica como pedagogía religiosa; pero más adecuadamente definido como pedagogía cristiano-católica. En este caso, la teoría no abarca solamente una filosofía o una ideología, en la propia área del saber. Pues la teoría incluye una doctrina que tiene su teoría, pero con la aclaración de que en tal teoría no se encuentra la prueba de la propia validez. Esto es, en el área del saber pedagógico se incluye un saber experiencial, llamado por los antiguos saber sapiencial, que connota no sólo proposiciones razonablemente definidas, sino también, una ejemplaridad basada en la implicación total de la personalidad.
Además, la teoría pedagógica se compone de todas las informaciones que han influido en lo que se ha llamado el área del saber pedagógico y que se enriquece con las contribuciones (referidas en todo momento a cada uno de los tipos de problemas) propuestas por numerosas disciplinas.
La teoría del educador es, para cada uno de los casos, individual e históricamente irrepetible y la teoría del pedagogo es un saber institucionalizado.
La atención cualificada profesionalmente que la humanidad dedica a las preocupaciones educativas (de las que la teoría pedagógica es globalmente un unificador bastante significativo) es muy escasa respecto a los fines que pretende alcanzar. La epistemología pedagógica encuentra una teoría pedagógica insuficiente respecto a la cantidad increíblemente amplia de acontecimientos educativos que se están realizando.

1.3. NOCIONES SOBRE EDUCACIÓN.

¿Idealistas?
En Platón (427-347 a.C.) encontramos varias definiciones sobre educación en las Leyes. Algunos tratadistas prefieren unas y otros otras. “Hemos dicho, y con razón, que una buena educación es la que puede dar al cuerpo y al alma toda la belleza y toda la perfección de que son capaces”. “La educación es el arte de atraer y conducir a los jóvenes hacia lo que la ley dice ser conforme con la recta razón y a lo que ha sido declarado tal por los más sabios y más experimentados ancianos”.
M. Kant (1724-1804) manifiesta que “la educación es el desarrollo en el hombre de toda perfección que lleva consigo la naturaleza”. “El hombre tan sólo por la educación puede llegar a ser hombre. No es el más que lo que la educación hace de él”
G. Gentile (1875-1944), dice: “El propósito magno de la educación consiste en el desarrollo del discernimiento intelectual cada vez más hondo, y de una conciencia cada vez más profunda de la propia conciencialidad”.
¿Realistas?
Según J. Locke (1632-1704) “el llegar a poseer una mente sana en un cuerpo sano es el fin de la educación. No es incumbencia de la educación el perfeccionar al muchacho en alguna de las ciencias, pero sí, por medio de ellas, abrir y estimular las mentes para disponerlas lo mejor posible para adoptar cualquiera, cuando llegue el momento de optar por una rama del saber” (Algunos pensamientos sobre educación)
Johann Herbart (1776-1841): “La educación tiene por objeto formar el carácter en vista de la moralidad”; “es el arte de construir, de edificar y de dar las formas necesarias” (Citado por Rufino Blanco).
¿Naturalistas?
J. J. Rousseau (1712-1778): “La educación es obra de la naturaleza, de los hombres o de las cosas” (El Emilio). “La educación es el arte de educar a los niños y formar a los hombres”. “La educación no es sino la formación de hábitos”
H. Spencer (1820-1903): “La misión de la educación no puede ser otra que la de prepararnos a vivir la vida completa” (De la educación intelectual, moral y física)
¿Escuelas de educación nueva?
A. Ferrière (1879-1960): “la educación es el arte de iniciar en el niño, mediante la excitación de sus intereses, un desarrollo de las fuerzas intelectuales y morales que responda a las leyes en virtud de las cuales se realiza todo progreso biológico y psicológico; diferenciación y correspondiente, concentración de sus sanas facultades y energías volitivas”.(La ley biogenética y la escuela activa, revista de Pedagogía, Madrid, 1928).
J. Dewey (1859-1952): “La educación es la reconstrucción de la experiencia que se añade al significado de experiencia, y que aumenta la habilidad para dirigir el curso de la experiencia subsiguiente” (Democracia y educación, 1971)

¿Perennialistas?
Aristóteles (384-322 a.C.) habla de educación en más de 50 pasajes de sus obras siendo el más célebre el siguiente: “desde la primera infancia, como dice muy bien Platón, es preciso que se nos conduzca de manera que coloquemos nuestros goces y nuestros dolores en las cosas que convenga colocarles, y en todo esto es en lo que consiste una buena educación.” (Ética a Nicómaco)
Tomás de Aquino (1225-1274): “La educación es la promoción de la prole al estado perfecto del hombre en cuanto hombre, que es el estado de la virtud” (S.T. Suple. 3 pars q. 41, a. 1)
Rufino Blanco (1874-1944): “Educación es operación que tiene por objeto la evolución, racionalmente conducida por el educador, de las facultades específicas del hombre para su perfección y para la formación de carácter, preparándole para la vida individual y social, a fin de conseguir la mayor felicidad posible por medio del ejercicio adoptado en cualidad, cantidad y método (instrucción), según la naturaleza del educando y en circunstancias propicias de lugar y tiempo” (Teoría de la educación)
García Hoz: “educación es el perfeccionamiento intencional de las potencias específicas humanas” (Principios de pedagogía sistemática, 1963)
Gonzáles Álvarez: “La educación es una modificación accidental perfectiva de modalidad cualitativa radicada en el hombre, por la cual se hace más apta para el ejercicio de las operaciones en aquello que tienen de específico” (La esencia de la educación, en –Actas del I congreso nacional de Filosofía, Mendoza, 1949)
¿Culturalistas?
W. Dilthey (1833-1911): “por educación entendemos la actividad planeada mediante la cual los adultos tratan de formar la vida de los seres en desarrollo” (Fundamentos de un sistema de pedagogía, 1944)
E. Spranger (: “Educación es una formación esencial del individuo unitiva y organizada, posible de desarrollo, provocada por influencias culturales, que capacita para valiosos rendimientos y sensibiliza para valores culturales”
¿Psicosocial?
García Yagüe: “educación es la actividad que ayuda a los seres que entran en relación a interpretar de forma coherente y profunda la existencia, a integrarse eficientemente en ellas y a superar la lucha por mantener el equilibrio, la unidad y los fines personales ante un contorno exigente y desordenado”
¿Analistas lógicos?
Peters: “El ser educado implica el dominio de ciertas prácticas, el conocimiento y la comprensión de principios. Para que este ideal se concrete, es necesario aprender una gran cantidad de cosas diferentes. En consecuencia, es lógico que comencemos a considerar la existencia de más de un proceso educacional” (El concepto de la educación, 1969). Los procesos educacionales son: “el entrenamiento, la instrucción y aprendizaje por medio de la experiencia, la enseñanza y el aprendizaje de principios, la transmisión del pensamiento crítico, la conservación y el
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