descargar 48.97 Kb.
|
Comentario completo de los siguientes textos expositivo-argumentativos: lectura comprensiva, subrayado, esquema, resumen y determinación del tema; estructura argumentativa, tipo de argumentación, localización y explicación de los argumentos utilizados, recursos empleados por el autor; valoración del texto. En el texto 4, además, es conveniente analizar los aspectos lingüísticos. TEXTO 1 El crecimiento de la obesidad infantil en España es espectacular y preocupante: si hace 15 años, el 5% de los niños españoles eran obesos, esta proporción es ahora del 16%. En la Unión Europea, sólo Gran Bretaña nos supera. La causa de esta verdadera epidemia (que puede tener consecuencias muy negativas en el futuro) es, básicamente, el cambio de hábitos. Y sobre todo en lo referente a la alimentación y el sedentarismo. Los niños, en gran parte por influencia de los padres, abandonan el consumo de frutas, verduras, legumbres y pescado, en favor de la comida rápida, "chuches" y bollería. Por lo que respecta al sedentarismo, las actividades físicas tradicionales se están cambiando por la televisión y los videojuegos. Los peligros de esta tendencia son muchos. En primer lugar, la obesidad puede suponer al niño problemas físicos (diabetes tipo II, hipertensión, triglicéridos y colesterol, trastornos hepáticos,…) y sicológicos (baja autoestima, estigma social,…). Pero quizá lo peor es que está fraguando una obesidad adulta, con estos mismos problemas, pero agravados. Y hasta tal punto es así, que la siguiente generación podría tener una esperanza de vida menor que la actual, como consecuencia de esta obesidad, a pesar de los avances médicos en otros campos. Algunos estudios indican que la obesidad acorta la esperanza de vida en 13 años. La solución, sin embargo, existe. Dado que casi todos los factores asociados a la obesidad infantil están relacionados con el estilo de vida, (excluyendo algunos casos poco comunes de patologías o factores genéticos), cambiando algunas costumbres podemos luchar eficazmente con este problema. Inculcar a nuestros hijos unos buenos hábitos alimenticios y fomentar su actividad física (deporte, juegos, paseos, excursiones,…) es fundamental para prevenir o remediar su obesidad, y de paso habremos hecho mucho para evitar que tengan sobrepeso de mayores. Pero tenemos que empezar por nosotros mismos, pues si la madre y el padre son obesos, el riesgo de que lo sea también el hijo es de casi el 90 %, según Carlos Paredes, Presidente de la Sociedad Valenciana de Pediatría. Este experto insiste en que los hábitos de los hijos tienen mucho que ver con los de sus progenitores, y de ahí la necesidad de modificar las costumbres de los padres, cuando no sean adecuadas en materia de alimentación y salud. Por tanto, si luchamos contra nuestra propia obesidad, además de los evidentes beneficios que lograremos para nosotros mismos, también los conseguiremos para nuestros hijos. ANESTRUCTURA
TEXTO 2 Se admite como un hecho probado el que la gente, no sólo en España sino en el mundo entero, lee menos cada día que pasa y, cuando lo hace, lo hace mal y sin demasiado deleite ni aprovechamiento. Es probable que sean varias y muy complejas las causas de esta situación no buena para nadie y se me antoja demasiado elemental e ingenuo el echarle la culpa, toda la culpa, a la televisión. Yo creo que esto no es así porque los aficionados a la televisión, antes, cuando aún no estaba inventada, tampoco leían sino que mataban el tiempo que les quedaba libre, que era mucho, jugando a las cartas o al dominó o discutiendo en la tertulia del café de todo lo humano y gran parte de lo divino. La televisión incluso puede animar al espectador a que pruebe a leer; bastaría con que se ofreciese algún programa capaz de interesar a la gente por alguna de las muchas cuestiones que tiene planteado el pensamiento, en lugar de probar a anestesiarla o a entontecerla. Los gobiernos, con manifiesta abdicación de sus funciones, agradecen y aplauden y premian el que la masa se entontezca aplicadamente para así poder manejarla con mayor facilidad: por eso le merman y desvirtúan el lenguaje con el mal ejemplo de los discursos políticos; le fomentan el gusto por las inútiles y engañadoras manifestaciones y los ripios de los eslóganes; le aficionan a la música estridente, a los concursos millonarios y a las loterías; le animan a gastar el dinero y a no ahorrar; le cantan las excelencias del Estado benéfico y providencial; le consienten el uso de la droga asegurándole el amparo en la caída, y le sirven una televisión que le borra cualquier capacidad de discernimiento. El hábito de la lectura entre los ciudadanos no es cómodo para el gobernante porque, en cuanto razonan, se resisten a dejarse manejar. A mí me reconfortaría poder pregonar a los cuatro vientos la idea de Descartes de que la lectura de los grandes libros nos lleva a conversar con los mejores hombres de los siglos pasados, y la otra idea, esta de Montesquieu y más doméstica, pero no menos cierta, de que el amor por la lectura lleva al cambio de las horas aburridas por las deleitosas. La afición a la lectura no es difícil de sembrar entre el paisanaje; bastaría con servirle, a precios asequibles, buenas ediciones de buena literatura, que en España la hubo en abundancia. Este menester incumbiría al Estado, claro es, pero no necesariamente a través de cualquier angosto y poco flexible organismo oficial, sino pactando las campañas con las editoriales privadas. La culpa de que se haya perdido en proporciones ya preocupadoras el hábito de la lectura y no sólo en España, repito, es culpa de los gobernantes del mundo entero, con frecuencia y salvo excepciones reclutados entre advenedizos, picarillos y funcionarios. Echarle la culpa del desastre a la televisión es demasiado cómodo, sí, pero no es cierto. Camilo José Cela. DIARIO ABC. ESTRUCTURA
[línea 1] Se admite como un hecho probado el que la gente, no sólo en España sino en el mundo entero, lee menos cada día que pasa y, cuando lo hace, lo hace mal y sin demasiado deleite ni aprovechamiento
TEXTO 3 La destrucción de la capa de ozonoLa capa de ozono que envuelve nuestro planeta es como un manto que protege a los seres vivos de los rayos ultravioleta del sol. Pues bien, en el año 1982, los científicos descubrieron un agujero en la capa de ozono sobre La Antártida y este agujero ha venido aumentando de forma alarmante durante los últimos años. Se ha comprobado que la destrucción de la capa de ozono se produce por la liberación de algunos gases, empleados en aerosoles, disolventes y circuitos de refrigeración de los congeladores. Si el proceso de destrucción de la capa de ozono continuara, se desencadenaría un conjunto de fenómenos de consecuencias catastróficas para la humanidad. Para empezar, la temperatura de la Tierra aumentaría varios grados, de modo que el hielo de los casquetes polares se fundiría y aumentaría el nivel de los mares. En consecuencia, las poblaciones costeras quedarían inundadas. Además, las radiaciones ultravioleta llegarían hasta la superficie terrestre con mayor intensidad y, en consecuencia, aumentarían espectacularmente los casos de ceguera y de cáncer de piel. Por todo ello, urge limitar la fabricación y el uso industrial o doméstico de los gases causantes de la destrucción de la capa de ozono. De otro modo, la humanidad se encontraría frente a un desastre ecológico de proporciones incalculables. TEXTO 4 Para un español la palabra "toro" no significa un concepto tan genérico como Bull para un inglés o Strer para un alemán. Me refiero a un español que lleve en las venas la tradición nacional. […] Mas para un español de cepa -repito- "toro" no significa cualquier macho bovino, sino precisa y exclusivamente el macho bovino que tiene cuatro o cinco años y del que se reclama que posea estas tres virtudes: casta, poder y pies. Si no tiene cuatro años no es toro, es novillo o becerro. Si no posee, en una u otra dosis y combinación, aquellas tres virtudes, podrá llamársele "toro", pero comprometiéndose a agregar "malo" -será, un toro malo-, donde malo significa lo que, cuando había duros de plata, llevaba a decir: "¡Hombre, hoy me han dado un duro malo!", donde "malo" significaba que, por haches o por erres, no era un duro. Esto le pasa a un toro que no posea ni casta ni pies ni poder. Aparte los cuernos, ligero detalle que va ya anticipado y presumido en el vocablo "bovino", son éstos los tres ingredientes sine quibus non de la estupenda realidad que los españoles castizos llaman "toro". Más aún, esos tres componentes constituyen, en sus varias dosis y modos, los términos que nos permiten precisar la ecuación que es cada toro. José Ortega y Gasset, Fragmento de Toro y torero Texto argumentativo deductivo que, como tesis, defiende su concepto personal de los que es un toro: macho bovino que tiene cuatro o cinco años y del que se reclama que posea estas tres virtudes: casta, poder y pies (línea 3-4). En su estructura, el texto destaca por la presencia de argumentación afectiva basada en la comparación entre “toro malo” y “duro malo” y en la metáfora que, al final, identifica al toro con una ecuación variable integrada por casta, pies y poder. Destacan los aspectos lingüísticos que señalan la subjetividad, el “yo” tan presente en el texto, la adjetivación de carácter personal valorativo, la expresividad, las exclamaciones, las repeticiones… APOYO LÉXICO De cepa. De buena cepa: de calidad u origen reconocidos por buenos. De pura cepa: dicho de una persona, auténtica, con los caracteres propios de una clase. Bovino. Se dice de todo mamífero rumiante, con el estuche de los cuernos liso, el hocico ancho y desnudo y la cola larga con un mechón en el extremo. Casta. Ascendencia o linaje. Poder. Fuerza grande, vigor, poderío. Pies. Agilidad y ligereza en el caminar. Novillo. Res vacuna macho de dos o tres años, en especial cuando no está domada. Becerro. Cría macho de la vaca hasta que cumple uno o dos años o poco más. (En Tauromaquia, novillo: res vacuna que no está domada). Duro. Moneda de cinco pesetas (equivalente a 0,03 euros; 1 euro = 166.386 pesetas). ¡Hombre! Interjección usada para indicar sorpresa o asombro, o con un matiz conciliador. Por haches o por erres. Por hache o por be: Por una u otra razón. Sine quibus non·. Locución latina. Literalmente: "sin las cuales no". (Condición sine qua non: Aquella sin la cual no se hará algo o se tendrá por no hecho). Castizo. Típico, puro, genuino de cualquier país, región o localidad. |