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LENGUAS Y DIALECTOS PENINSULARES. LAS HABLAS ANDALUZAS LENGUA: La lengua es cada una de las manifestaciones que adopta una determinada comunidad para comunicarse. Toda lengua tiene un léxico (conjunto de palabras que forman una lengua) y una sintaxis (conjunto de reglas mediante las cuales se combinan las palabras en una lengua). En España se hablan cuatro lenguas oficiales:
LENGUAS OFICIALES: ![]() DIALECTOS: Son variantes de una lengua propias de zonas geográficas. HABLA: En ocasiones, algunos dialectos presentan rasgos característicos de un pueblo o comarca. A estas variedades locales se le denomina habla. Se prefiere hablar en Andalucía de “hablas andaluzas” en lugar de “dialecto andaluz”, haciendo así referencia a la enorme variedad dialectal presente en nuestra Comunidad. BILINGÜISMO Y DIGLOSIA Bilingüismo: Uso de dos lenguas teniendo las dos la misma consideración. Diglosia: Es el uso de dos lenguas pero una de ellas se usa más que la otra al estar mejor considerada. DIALECTOS PENINSULARES DEL CASTELLANO El castellano tiene 2 grandes variedades dialectales:
![]() RASGOS FONETICOS DE LOS DIALECTOs MERIDIONALES Ceceo: La ¨s¨ se sustituye por la ¨z¨. Ejemplo: “Zi zeñor”. Seseo: La ¨z¨ se sustituye por la ¨s¨. Ejemplo: “Un sesto de seresas”. ![]() Aspiración del sonido ¨j¨. Ejemplo: “Hirafa”. Pronunciación fricativa de la ch (parecido a una sh inglesa). Ejemplo “Shavaaaaal” Aspiración o desaparición de la -s al final de la frase o palabra. Ejemplo: “Do jugadore”. Alternancia -r/-l al final de la silaba. Ejemplo: “Mi arma”. Pérdida de d/n en posición intervocálica. Ejemplo: “He terminao”. RASGOS MORFOSINTÁCTICOS DE LOS DIALECTOS MERIDIONALES Distinción en el uso de los pronombres personales “lo, la, los, las, le, les Uso del pronombre “ustedes” en lugar del “vosotros” en gran parte de Andalucía. Suele darse la anteposición del artículo a los nombres propiosj de personas, sobre todo en el ámbito familiar. Uso del verbo “ser” en lugar del “haber” para el pretérito pluscuamperfecto del subjuntivo: “Fuese dicho” en lugar de “hubiese dicho” Uso del pronombre “se” en el imperativo: “Sentarse” en lugar de “sentaros” “EL MAL HABLAR ANDALUZ” Motivos históricos, sociales y políticos han llevado a creer a muchos españoles, entre ellos andaluces, que el andaluz no es un dialecto del castellano, sino una tosca y aleatoria deformación de la lengua española. De esta manera, ha existido tradicionalmente una visión negativa del dialecto andaluz por parte de los habitantes de zonas donde se hablan otras variedades lingüísticas del castellano. De hecho, existen referencias que desprecian, rechazan o condenan al andaluz desde principios del s. XVI. Tal condición, se apoya en dos creencias: 1- La primera, que el andaluz es una deformación vulgar del español “correcto”, lo cual es una idea extralingüística, debida a consideraciones sociales y económicas negativas. 2- La segunda, que el andaluz es producto de la ignorancia de del retraso cultural de los andaluces. Lo que obviaba dos hechos fundamentales: La antigüedad de los rasgos dialectales andaluces es muy anterior a la crisis socioeconómica andaluza, y el hecho de que el andaluz no sólo se caracteriza por sus rasgos fonéticos, sino también por su abundante léxico propio y por rasgos morfosintácticos y semánticos peculiares. A esta ideal negativa del andaluz en la conciencia colectiva de los habitantes españoles de otras variedades, se suma la existencia de un influyente grupo de andaluces que a lo largo de la historia han rechazado su propio dialecto, intentando adaptarse voluntariamente a la “prestigiosa” variedad septentrional. Esto puede explicarse debido a que la educación, el prestigio social y la cultura académica siempre han ido unidas en la propia sociedad andaluza a esa variedad septentrional “más culta”, mientras que la forma dialectal andaluza siempre se ha identificado con lo popular e iletrado. Por ello, puede decirse que tradicionalmente en Andalucía se ha producido una fuerte diglosia, que siempre ha relegado al andaluz a la oralidad y a registros lingüísticos familiares y cotidianos, alejándolo del ámbito académico o cultural. |