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Historia de la Lengua I Diego Paniagua Martín. Tema 3 : LA ROMANIZACIÓN. 1. La expansión mediterránea : El Imperio Romano. Roma era una aldea en el corazón del Lacio, en la desembocadura del Tíber donde había un cruce de caminos terrestres naturales. Expulsado el último rey etrusco Tarquino el Soberbio, hacia el 500 a. C las tribus latinas se confederan en una constitución Republicana (los romanos dominan al norte a los etruscos y al sur a los Samnitas). ![]() Desde el 218 hasta el siglo V va a haber dominación en España. En el siglo V tiene lugar la caída del Imperio Romano. Las cosas cambiaron mucho en siete siglos. El cristianismo es un movimiento espiritual que trastorna el Imperio Romano. Poco a poco, los romanos van a ir ganando territorios pero se van a encontrar con Cartago, que van a ser enemigos. En el 275 los romanos derrotan a Pirro (victoria pírrica) y con ello comienza la gran expansión romana. En el primer periodo se tomó toda la península excepto la cuenca del Po. El eterno rival de Roma fue Cartago, ciudad situada al norte de África, fundada por los fenicios de Tiro en el 814 a.C. Cartago dominaba las rutas comerciales del mediterráneo occidental, extendiéndose su influencia a la costa norte de Africa excepto Egipto, el sur de la península ibérica y las islas del mediterráneo occidental. Por otro lado, Roma había culminado una serie de guerras que le permitió unificar la mayor parte de Italia, con excepción de las islas y el valle del Po. Entre ambas potencias que se hallaban en plena expansión se produce un choque de intereses, lo que genera la excusa perfecta para producirse el estallido del conflicto conocido como Guerras Púnicas.
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2. La Conquista y Romanización de Hispania.
2.1 Etapas y Cronología.
![]() El período de conquista de Hispania se da por finalizado en tiempos de Augusto tras el sometimiento de los cántabros y astures en el año 19 a. C. En el año 38 viene Augusto a España y comienza la era hispánica, es decir, se empieza a contar los años a partir de Augusto. Luego se cambia a la era cristiana, pero los textos medievales hasta el siglo XIV se datan con la era de Augusto (era hispánica). Por lo tanto, cuando nos encontremos con un texto que ponga 1238 este texto es realmente de 1200. El latín navarro – aragonés y el catalán se van a parecer mucho porque provienen del latín de gente con un latín vulgar, menos escolarizado. El gallego y el astur – leonés van a ser más conservadores que el navarro – aragonés y el catalán. 2.2 La Organización de Hispania ( provincias/ vías de comunicación ). 2.2.1 Vías de Comunicación. Para afianzar su poder era necesaria una perfecta administración, y para ello Hispania se dividió en provincias. Pero además era fundamental una comunicación perfecta que permitiera el correcto abastecimiento de víveres, el desplazamiento de tropas o la rápida circulación de noticias y personas. Y en ese sentido las vías o calzadas eran vitales. Al igual que ocurre en la actualidad podíamos observar vías secundarias y vías principales. Todas se procuraban conservar en perfecto estado, manteniendo una perfecta señalización a base de miliarios, que señalizaban cada milla romana (1478 metros de longitud). También había equipos de mantenimiento para que el pavimentum o capa superior no presentara desperfectos, estaciones de descanso cada ciertas millas romanas etc. Las principales vías en la Hispania romana eran:
![]() ![]() ![]() ![]() 2.2.1 Provincias. La primera división territorial del la Península Ibérica se realiza tras la llegada de los romanos, en el año 197 a.C., ya que no cabe hablar de un modelo común de organización de los pueblos prerromanos. Los romanos identificaron como Hispania todo el territorio que estaba más allá de los Pirineos y lo dividieron en dos provincias: la Hispania Citerior (desde los Pirineos hasta la desembocadura del río Almanzora, al sur de Cartagena) y la Hispania Ulterior (al sur de ese punto). Hay que tener en cuenta que en un primer momento, la conquista comprende únicamente la parte oriental de la Península, por lo que los límites occidentales de ambas provincias no son muy precisos y se van ampliando a lo largo de los siglos II y I a.C. ![]() En el año 27 a.C., tras culminar la conquista de Hispania, Augusto realiza una nueva división:
Dentro de la división general del Imperio, la Baética, más romanizada, será provincia senatorial, mientras que la Tarraconense y la Lusitania, más militarizadas, se convertirán en provincias imperiales. Cada una de las provincias será dividida a su vez en conventus, circunscripciones primero jurídicas y luego también administrativas:
![]() Esta división provincial perduró hasta que el emperador Caracalla (211-217) creó la nueva provincia de Gallaecia (conventus de Asturica, Brácara y Lucus). ![]() Diocleciano (284-305) llevará a cabo en el año 300 d.C una reestructuración territorial del Imperio, dividiendo las provincias para aumentar su número y reducir su tamaño, y agrupandolas en diócesis y éstas, a su vez, en prefecturas. Así, la diócesis de Hispania, perteneciente a la prefectura de las Galias, estaba dividida en el año 300 en seis provincias: Bética, Lusitania, Cartaginense, Gallaecia, Tarraconense y Mauritania Tingitana2al otro lado del estrecho. ![]() ![]() 2.3 Diferencias Regionales. Existían sensibles diferencias regionales que reproducían, a grandes rasgos, la división entre la primitiva zona no ibérica y la zona ibérica.3
2.4 El Bajo Imperio. A partir del siglo III se abrió una profunda brecha lingüística que fue apartando progresivamente la modalidad culta de la modalidad popular del latín. Las grandes transformaciones (políticas, económicas, ideológicas y culturales –religiosas- y demográficas) que se produjeron en el mundo romano, y que supusieron el fin del mundo antiguo, no fueron ajenas a esos cambios en la lengua de quienes las protagonizaron.
Los territorios germanos invaden fuertemente el Imperio Romano. El reino visigodo nos va a llevar a una cierta unidad territorial que va a entrar en crisis cuando entren los árabes. En el siglo V, a pesar de que hay diferencias, se habla latín. En el siglo VIII se habla romance. Entre estos dos siglos se ha llevado a cabo la transformación. 3. El Latín Vulgar. 3.1 El concepto y las fuentes. 3.1.1 Concepto. El latín vulgar refleja la lengua hablada de una población con escasa o nula tradición literaria. Por otra parte, también tiene un matiz social: el latín vulgar es la lengua de las capas sociales más bajas, frente al clásico de las capas cultas y las clases dirigentes y adineradas. En este sentido debemos notar que esta lengua popular fue también el vehículo habitual para la extensión del cristianismo en los primeros siglos de nuestra era. Además con el término latín vulgar, también nos referimos a la oposición al latín urbano, añadiendo un aspecto dialectal o periférico al concepto. El adjetivo vulgar se ha puesto de moda desde la filología clásica, puesto que al no estar escrito era despreciado. Roma era un cruce de caminos y su población era agrícola mayoritariamente. Por ello, tenía un léxico muy apegado a la tierra y a cosas tangibles al principio. Tenían palabras para las referencias que les hacían falta. Al expandirse, añadirá palabras dirigidas a conceptos espirituales ya que tendrá como modelo a los griegos o cambiará el significado a las palabras que se referían a cosas concretas para conceptos abstractos. Ejemplos : Putare, del latín, que significa ‘podar’, en un momento determinado pasa a significar ‘pensar’, ‘estimar’(cuando pensamos u opinamos nos quedamos con lo importante), ‘opinar’… porque es el producto de “podar”, seleccionar las ideas. Versus, del latín, que significa 'surco' en un momento determinado derivó a ‘línea de escritura' (surcar en la hoja). Rivalis “el que compartía un arroyo” – Rivus “rival” (considerándolo como el que vive al otro lado del arroyo). Por otro lado, hay un problema con la terminología, debido a que “vulgar” no significa 'inculto' sino que era el latín que se utilizaba en el ámbito popular, familiar y cotidiano (sincronía), y el romance común o el protorromance (diacronía). El latín es por tanto, “Una transición entre dos estados idiomáticos : el indoeuropeo y el romance “. 3.1.2 Fuentes. Hemos establecido anteriormente que el latín vulgar era el habla popular que recoge la variante oral de las capas sociales que carecían de formación literaria o lingüística. Por eso las fuentes son aquellos escritos que reflejen la forma oral de la lengua de manera más o menos fiable. En literatura los géneros más llanos (la sátira, la novela, la comedia). También nos sirven las correcciones de los gramáticos latinos, las inscripciones y, por supuesto, los resultados en las lenguas románicas y otras fuentes indirectas como la métrica.
3.2 Características Fonéticas. El latín clásico no posee acento de intensidad sino tonal o cualitativo: según la cantidad silábica, si la sílaba era larga o breve. En cambio, en el latín vulgar4 el acento será de intensidad: marca la pronunciación, e iba en la sílaba que más sonaba . Por otro lado, en lo referente al sistema vocálico5, el latín clásico, se basaba en la duración, 5 vocales breves y 5 largas, lo que era un rasgo pertinente. Mientras funcionaba la cantidad la abertura no importaba. El latín vulgar, se basaba en el timbre y no en la duración. Su sistema vocálico estaba distribuido en cinco timbres largos y otros tantos breves, era un sistema en el que las diferencias distintivas eran de abertura, pero, en lugar de diez grados, se quedó en siete. El elemento diferenciador será el grado de abertura: abierta y cerrada. El sistema consonántico del latín clásico presentaba tres órdenes articulatorios (labial, dental, velar ). Sin embargo en el sistema consonántico del latín vulgar aparece un nuevo orden articulatorio, el orden palatal. 3.3 Características morfológicas y sintácticas.
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