Departamento de lengua castellana: literatura






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COLEGIO JORDÁN DE SAJONIA

DOMINICOS

DEPARTAMENTO DE LENGUA CASTELLANA: LITERATURA

GUÍA II IBIMESTRE

DOCENTE: MARÍA DEL PILAR CASTIBLANCO

ESTUDIANTE:

CURSO: 10 A B C

FECHA:
Reconocer en la literatura del Realismo, Romanticismo y Costumbrismo en España la expresión de rasgos literarios y socioculturales para una comprensión literal, inferencial y crítica

LITERAURA ESPAÑOLA: REALISMO

1. Contexto histórico y cultural en Europa.

Con respecto a la época romántica, los cambios más destacados son:

En lo social, la burguesía, que se consolida como clase dominante, deriva hacia posiciones conservadoras. Su apego a la realidad y su espíritu práctico marcan el ambiente. Frente a la burguesía, las masas obreras luchan por mejorar sus condiciones de vida.

En lo ideológico, sigue dominando el liberalismo, que se ramifica en liberalismo progresista y moderado. Paralelamente, los obreros acogen doctrinas revolucionarias: socialismo, comunismo, anarquismo (Manifiesto comunista de Marx: 1848).

El pensamiento y la ciencia ofrecen novedades que repercutirán en la literatura. El Positivismo se opone al idealismo romántico y sólo admite como verdadero lo que se puede observar o experimentar. Con él se relacionan el “método experimental”, así como la Sociología y la Psicología científica.

2. Contexto histórico y cultural en España.

La España de la segunda mitad del siglo XIX vive fuertes tensiones sociales y políticas. La impresión de conjunto es la de un país atrasado que se desangra en conflictos internos, sin acertar el camino de una convivencia fructífera.

En lo social, destaquemos que el auge de la burguesía es más tardío que en otros países y conservan mucha fuerza los sectores tradicionalistas (nobleza y clero). La misma burguesía liberal está dividida entre conservadores y progresistas. A su izquierda aparecen demócratas y republicanos, así como movimientos revolucionarios obreros: socialistas y anarquistas (el PSOE se fundará en 1879).

En lo político, hasta 1868, predomina una tendencia moderada. La revolución del 68, que destrona a Isabel II, abre una etapa progresista, ensangrentada por una nueva guerra carlista. La Restauración de la Monarquía (1875: Alfonso XII) implantó un sistema de partidos turnantes (conservadores y progresistas alternarán en el gobierno) que resultó ineficaz.

En lo cultural, asistiremos a semejantes enfrentamientos entre tradicionalismo y progresismo, son las llamadas “dos Españas”.

3. El Realismo.

Orígenes 
A mediados de siglo XIX, en Francia, se llamó realistas a ciertos artistas que se proponía reflejar la sociedad del momento en contraposición con las fantasías y los sueños románticos.

Desde entonces se suele presentar al Realismo como la antítesis del Romanticismo. Ello no es del todo exacto. En ciertos escritores románticos, junto a los rasgos propios del movimiento, ya se hallaban admirables cuadros realistas (así, en novelas como Los miserables, de Víctor Hugo o en los típicos cuadros costumbristas). 
Lo más exacto sería decir que del Romanticismo se pasa al Realismo mediante un doble proceso:

a) Eliminación de ciertos elementos como lo fantástico y los excesos sentimentales.

b) Desarrollo de otros como el interés por la naturaleza, por lo regional, por lo costumbrista, por lo cotidiano.

Características:

a) Observación rigurosa y la reproducción fiel de la vida.

b) El escritor ha asimilado las lecciones del método experimental, de la Sociología o de la Psicología. Se documenta sobre el terreno, toma apuntes sobre el ambiente, las gentes, su modo de vestir, etc.

c) Exactitud en la descripción de costumbres o de ambientes–rurales o urbanos, refinados o populares– (Balzac, Dickens, Galdós) y en la descripción de personajes, origen de la gran novela psicológica (Flaubert, Dostoyevski).

d) En lo narrativo, el escritor adopta una actitud de cronista más o menos objetivo.

e) El estilo tiende a la sobriedad. En los diálogos, la lengua se adaptará a la índole de los personajes, por ejemplo, el reflejo del habla popular, entre otras.

f) La novela es el género que mejor se adapta a los propósitos del movimiento realista y naturalista.

4. El Naturalismo.

Recibe el nombre de Naturalismo una corriente fijada por el novelista francés Émile Zola (1840-1902). A los postulados del realismo añadió Zola ciertos elementos tomados de doctrinas típicas de su tiempo:

El materialismo.- Niega la parte espiritual del hombre: los sentimientos, ideales, etc., son considerados productos del organismo.

El determinismo.- Los comportamientos humanos están marcados por la herencia biológica y por las circunstancias sociales.

El método experimental.- Igual que un científico experimenta con sus cobayas, el novelista debe experimentar con sus personajes, colocándolos en determinadas situaciones para demostrar que su comportamiento depende de la herencia y del medio.

De los planteamientos anteriores se derivan varias consecuencias literarias:

a) En cuanto a temas, ambientes y personajes, abundan los asuntos “fuertes”, las bajas pasiones, así como personajes tarados, alcohólicos o psicópatas, seres que obedecen, sin saberlo, a sus tendencias genéticas, si bien sus reacciones difieren accidentalmente según el ambiente en que se han educado, pero existen como tales.

b) En la técnica y el estilo se llevan a sus últimas consecuencias los métodos de observación y documentación del Realismo.

c) Igualmente se hace más precisa la reproducción del habla.

5. La Narrativa, la Poesía y el Teatro de la Época Realista Española.

La Narrativa.- Destacó más la novela realista.- Galdós definió de esta manera la novela de su tiempo: “Imagen de la vida es la novela, y el arte de componerla estriba en producir los caracteres humanos (…) el lenguaje (…) las viviendas (…) y la vestidura (…)”.

a) Los rasgos que definen la novela realista son:

- Técnica narrativa.

- El relato aparece contado por un narrador omnisciente.

- Se emplea con frecuencia el estilo indirecto libre.

- Se profundiza en el carácter de los personajes.

- El escritor usa abundantes descripciones minuciosas.

b) Temas que trabajó la novela realista española son:

- El amor y el adulterio.

- La religión.

- La política.

- La ciudad y el campo.

- La realidad regional.

c) Lengua literaria se caracterizaba por:

- Una gran riqueza léxica.

- Atención a los dialectos.

- Expresiones de la lengua oral.

- Eliminación del estilo grandilocuente.

La Poesía.- En esta segunda mitad del siglo XIX desarrollan su obra dos poetas excepcionales: Bécquer y Rosalía, estudiados en el tema del Romanticismo. 
La mentalidad burguesa y realista no favoreció el desarrollo de la lírica. Las dos tendencias más características del momento son el prosaísmo de Campoamor y el retoricismo con pretensiones cívicas y filosóficas de Núñez de Arce. 
Ramón de Campoamor (1817-1901) alcanzó fama con sus Humoradas, Doloras y Pequeños poemas, en los que alternan ironía escéptica y sentimentalismo. Quiso introducir el lenguaje coloquial en la poesía, pero con dudoso acierto. 
Gaspar Núñez de Arce (1834-1903) es autor de poemas grandilocuentes de temas cívicos y de estilo cercano al de los discursos políticos de su época. Sus composiciones filosóficas son vanamente pretenciosas, sobre todo, su libro Gritos del combate (1875).

El Teatro.- El teatro de esta época tiene escasa importancia, si exceptuamos la labor teatral de Galdós. Perviven, por un lado, ciertos rasgos del Romanticismo. En esta línea romántica cosechó éxitos José de Echegaray (1832-1916) con altisonantes dramas hoy insufribles, como El gran Galeoto. Fue, no obstante, el primer español que logró el Premio Nobel (1904). A los gustos realistas responde un género llamado alta comedia, que se caracteriza por abordar temas contemporáneos, con cierto enfoque didáctico y un lenguaje más sobrio. La cultivaron, por ejemplo, López de Ayala y Tamayo y Baus, entre otros autores hoy olvidados.

ROMANTICISMO ESPAÑOL

España fue incorporándose lentamente al romanticismo. Las nuevas ideas le llegaron por diversos caminos: los viajeros románticos, los exiliados fernandistas, libros y noticias que se filtraban sobre lo que pasaba fuera. Y las traducciones al castellano de obras románticas importantes que realizó la generación anterior. Se tradujeron las obras importantes de Rousseau, Chateaubriand, Voltaire, Hugo, Dumas, Sand o Sue entre otros franceses; Young, Richardson, Ossian, Byron, Scott, etc. entre los ingleses; y entre los alemanes, Böhl sde Faber difundió las ideas románticas de Schlegel sobre el teatro. Se tradujo a Goethe (Werther, Fausto), a Schiller, Hoffmann; Manzoni entre los italianos; Cooper e Irving entre los norteamericanos, etc.

La imagen de España

    Los extranjeros tendieron siempre a considerar a España como un país típicamente romántico, bien por la pervivencia del espíritu caballeresco, del apego a la tradición, por el sentimiento patriótico, por la actitud apasionada y aventurera ante la vida simbolizada por don Quijote o Don Juan, o bien por un Siglo de Oro dedicado a la acción desbocada, el desprecio a las reglas clasicista, el espíritu religioso y erótico, y las mujeres hermosas y sensuales. 
    Por todo ello hicieron los extranjeros de España una fuente de inspiración, un modelo imitable de romances populares, de héroes como el Cid, de dramaturgos como Calderón, que situó la idea cristiana en el centro de su obra. Aunque, en el otro extremo, también se vio esta época pasada española de la Inquisición como un modelo de fanatismo condenable. 
    Los extranjeros encontraron también en España un presente heroico antinapoleónico, la pervivencia en ruinas del arte románico y gótico, y un pueblo primitivo: generoso, fanático y rebelde, con sus curas y guerrilleros, sus bandidos y sus guapas, seres sobrevivientes de un mundo ya desaparecido en los países avanzados. España era para ellos un museo real y viviente, con notas exóticas árabes. 
    Multitud de escritores románticos europeos viajaron a España y escribieron sobre sus tierras, hombres, literatura, tradiciones. Y Londres o París acogieron a gran número de refugiados españoles que huían del absolutismo fernandino, lo que favoreció sin duda su formación romántica y posteriormente la difusión de las ideas románticas en España.

La generación romántica

    Los años gloriosos del romanticismo español van de 1834 a 1844. Con la muerte de Fernando VII acaba el absolutismo y madura un depósito de ideas que han ido introduciéndose en España desde 1800 por lo menos. En una década el romanticismo transforma el panorama cultural, social y político español. Se inicia con una obra de teatro, La conjuración de Venecia de Martínez de la Rosa, y acaba con Don Juan Tenorio de Zorrilla. Entre estas dos fechas escriben Larra, Espronceda, Zorrilla, etc. 
    E. Allison Peers admite la existencia de una generación romántica, pero niega que hayan tenido conciencia de grupo con una intenciones, unos objetivos determinados y una estrategia para lograrlos. Por eso lo ve como un movimiento con escasa vitalidad. 
    R. Navas sitúa el fin del neoclasicismo hacia 1830; el romanticismo entre 1830-50; el postromanticismo entre 1850-75; y el realismo entre 1875-98. 
    La generación romántica incluye el grupo de los "viejos", nacidos antes de 1800 (Martínez de la Rosa, Duque de Rivas, Fernán Caballero, Bretón de los Herreros, etc.); y el de los "jóvenes", nacidos entre 1800-1810: Larra, Espronceda, Gil y Carrasco, Arolas, Ventura de la Vega, etc. 
    Los primeros son los hombres de las Cortes de Cádiz, responsables de la Constitución de 1812. Comenzaron su carrera como neoclásicos y se hicieron románticos en la emigración. Introducen el romanticismo en España. 
    Los segundos todavía reciben la educación neoclásica del buen gusto y la moderación, pero son liberales entusiastas y llevan al romanticismo el entusiasmo juvenil y el ardor. Los mejores murieron temprano, como Larra y Espronceda. 
    También puede hablarse de un tercer grupo, los nacidos entre 1810-20. Se educan en pleno fervor romántico y admiran a Larra y Espronceda.Son favorables a un orden estable, buscan un romanticismo menos agresivo, más histórico y tradicional, más conservador. Han vivido las guerras carlistas y las luchas entre moderados y progresistas. Adolecen de un cierto desencanto por las ideas radicales. Son los Zorrilla, Campoamor, etc. 
    Aunque les separarn treinta años a unos de otros, aunque cada uno hizo una literatura con matices propios, aunque no hubo un líder claro (casi lo fue Espronceda), es evidente que llevaron a cabo una transformación importante en la sociedad y en la literatura.

Romanticismo, Siglo de Oro e Ilustración

    Peers entre otros trató de probar que el Siglo de Oro español ya fue romántico, y que en España es rastreable un cierto romanticismo a través de todo el XVIII. Pero pese al respeto y admiración por el pasado nacional y la dramaturgia anticlásica de Lope y Calderón, los románticos comprendieron que la tradición se había quedado anticuada al no haber sido adaptada a lo largo del XVIII a las ideas modernas. No la rechazaron en bloque, sino que la depuraron y aceptaron lo aprovechable, pero relegaron al Siglo de Oro a su verdadero lugar, la historia definitivamente pasada. 
    En cuanto a la tradición ilustrada, cuando Alemania e Inglaterra ya eran románticas, España estaba bastante lejos de serlo, y el programa de modernización del país emprendido por los ilustrados seguía siendo atractivo. Los románticos españoles sintieron simpatía por el programa ilustrado, en el que se educaron: amor a la cultura y al progreso, afán de mejoras, el sentido social, el odio a la superstición y el fanatismo religioso y el impulso hacia la europeización. 
    En literatura heredaron de los ilustrados elementos prerrománticos como el sentimentalismo de la comedia lacrimosa (Jovellanos), la comedia de costumbres burguesas (Moratín), el orientalismo de los romances heroicos y de las Poesías Asiáticas del Conde de Noroña, la meditación filosófica y social, el amor a la naturaleza (Meléndez Valdés), el pesimismo (Cienfuegos) y el patriotismo liberal de Quintana. 
    De la Ilustración rechazaron el afrancesamiento y el despotismo del rey absoluto, y las reglas clasicistas para el arte, pero la Ilustración fue el subsuelo sobre el que creció el romanticismo.

Romanticismo y liberalismo 
  
    Se ha dicho que existe un romanticismo conservador que enfatizó las bellezas del cristianismo, el esplendor del pasado, la importancia de la historia, la utilidad de la monarquía. Pero aunque no en todos los casos, en general este tipo de romanticismo también era liberal. Porque el liberalismo acogió en su seno dos tendencias: la conservadora y la progresista. El pasado fue utilizado por la primera para evitar que la revolución se desbordara, pero nunca negó el principio de libertad. El reaccionarismo estaba en fernando VII y el carlismo, y los románticos, en general, no fueron ni lo uno ni lo otro. 
    Por tanto, el romanticismo español nunca fue reaccionario, si acaso conservador en una de sus vertientes, pero dentro del liberalismo. Porque ser romántico y liberal era estar a la altura de los tiempos, como había dicho Víctor Hugo: el romanticismo es el liberalismo en literatura". 
    La misión de la generación romántica fue modernizar España: democratizarla, europeizarla, abrirla a la libertad en un momento de decadencia, cuando el Imperio se hundía, y contra una fuerte reacción. Por eso nuestro romanticismo es a veces atrevido, revolucionario (Larra, Espronceda), y otras veces moderado (Zorrilla).

Temas románticos

    Los románticos españoles expresaron su visión del mundo a través de unos cuantos temas que coinciden básicamente con los del romanticiso europeo. Los adaptaron a la idiosincrasia del país. Cabe agruparlos en tres grandes categorías:

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