Tema 10. Sublevación militar y guerra civil (1936-1939). Dimensión política e internacional del conflicto. Evolución de las dos zonas. Consecuencias de la guerra






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TEMA 10.SUBLEVACIÓN MILITAR Y GUERRA CIVIL (1936-1939).DIMENSIÓN POLÍTICA E INTERNACIONAL DEL CONFLICTO. EVOLUCIÓN DE LAS DOS ZONAS. CONSECUENCIAS DE LA GUERRA.

I-INTRODUCCION. (IGUAL QUE EL TEMA ANTERIOR)

II- LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA (1936 – 1939)

II.1.- LA SUBLEVACIÓN MILITAR

II.2.- EL DESARROLLO DE LA GUERRA Y FASES.

III- ESPAÑA DIVIDIDA.

III.-.1- LA ESPAÑA REPUBLICANA.

III.-.2- LA SITUACIÓN EN LA ESPAÑA NACIONAL.

IV- LA DIMENSIÓN INTERNACIONAL DE LA GUERRA CIVIL

IV.1- LOS APOYOS DEL FRENTE POPULAR.

IV.2- LOS APOYOS AL BANDO NACIONAL

V.-LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA CIVIL

Enlaces de consulta:

http://www.historiasiglo20.org/HE/14.htm

http://www.historiasiglo20.org/enlaces/gceindex.htm

http://www.ucm.es/info/hcontemp/leoc/historia%20spain.htm#La%20Guerra%20Civil.

http://www.guerracivil.org/BRIGADAS/brigadas.html

http://www.guerracivil.org/

http://revista-arbil.iespana.es/(35)mora.htm

http://www.rojoyazul.net/home.htm

Línea cronológica sobre la guerra civil española.

Ejercicios interactivos:

http://www.historiasiglo20.org/HE/HE14-quiz/quizmaker.html

I.- LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA (1936 – 1939)

La Guerra Civil Española constituye sin duda el acontecimiento más dramático de nuestra historia reciente. Puso un trágico fin a un proceso de apertura y modernización. Supone también el colofón a un proceso de agudización de la lucha de clases iniciado veinte años atrás, en la crisis de 1917, y que se resolverá violentamente con el estallido de la revolución social en la retaguardia del bando republicano. La victoria del llamado bando nacional en 1939 truncará el proceso democrático abierto en 1931, y se resolverá con la implantación de una dictadura personal que durará cuatro décadas.

La guerra española no es sólo un hito en la historia misma del país. Fue también un acontecimiento mundial en torno al cual, y al apoyo de cada uno de los bandos, se polarizó la opinión pública mundial y la actitud de las potencias. La guerra civil española será el campo de pruebas de gran parte del armamento que se utilizará posteriormente en la II Guerra Mundial por parte de ambos bandos.

I.1.-LA SUBLEVACIÓN MILITAR

Tras el intento frustrado en 1932 del pronunciamiento del General Sanjurjo, y a pesar de los esfuerzos realizados por parte de los gobiernos republicanos de izquierda para separar y distanciar a los miembros del ejército sospechosos de conspiración contra la Republica, el golpe de estado militar comenzó a fraguarse desde 1936.La preparación del golpe de estado militar estaba en manos del general Mola, que procuró atraerse el apoyo de los sectores políticos de la derecha (falangistas, monárquicos, etc.). Su idea era una serie de sublevaciones simultáneas en el mayor número de guarniciones. La estrategia era en extremo violenta, declarando el estado de guerra y la detención y eliminación de los principales líderes políticos y sindicales de izquierdas. El plan no dejaba claro si se establecería una dictadura militar que eliminase el peligro de las reformas del Frente Popular y volver a la República o la monarquía. Los monárquicos y la CEDA querían una vuelta a la monarquía tradicional. El general Franco, (Quien recelaba de la República desde que se procedió a la clausura de la academia militar de Zaragoza, de la cual era director) no se mostraba en principio partidario de este golpe de estado, pero en los momentos previos se unió a la preparación del “movimiento”. Éste se vio acelerado por la impresión causada por el asesinato de Calvo Sotelo (Como represalia al asesinato del teniente Castillo). Franco recibió un telegrama y se trasladó en avión para ponerse al mando de las tropas de Marruecos.

El 17 de julio del 36, en Melilla el General Yagüe, jefe militar de la Legión, se alzó en armas contra la República. El Alzamiento se extendió rápidamente al resto del protectorado marroquí. Entre el 18 y el 19 de julio se unieron al Golpe parte de las guarniciones de diversas capitales de la Península, pero con resultado muy diverso.

Desde Marruecos, el día 18, el General Franco, que ya había asegurado el triunfo de la sublevación en Canarias se dirigió hacia la Península al frente del ejército de África. El Jefe de Gobierno, Casares Quiroga, no comprendió la importancia de la rebelión, por lo que se negó a entregar armas a los civiles, con lo que se perdió un tiempo vital para impedir el progreso del alzamiento. Según otros, tuvo miedo de que la entrega de armas a las organizaciones obreras trajera consigo la revolución social armada, tal como había sucedido en Asturias en 1934. Una vez convencido de su error, Casares Quiroga dimitió. Todavía Azaña quiso parar la guerra intentando formar Gobierno con Martínez Barrio, político centrista, pero esta proposición fue rechazada tanto por Mola como por Largo Caballero, quienes pensaban que la guerra era ya un hecho inevitable. El Gobierno Giral, nombrado inmediatamente, inició sin más demora el reparto de armas a los civiles, sin otro control que la comprobación de su identidad.

Esa misma mañana del día 18, Queipo de Llano se incorporó al golpe en Sevilla, y con la ayuda de sólo un centenar de oficiales y soldados y un puñado de falangistas, consiguió dominar todos los centros neurálgicos de la ciudad.( Ocupó la mayoría de emisoras de radio, vehículo que utilizó para lanzar proclamas a favor del movimiento). Queipo acabó empleando el terror indiscriminado y aplastando la resistencia obrera. También se sublevaron las guarniciones de Cádiz, Córdoba y Granada. Mola ocupó Navarra con el apoyo de los requetés carlistas. En Zaragoza Cabanellas logró dominar la mayor parte de Aragón. La rebelión militar se hizo con el poder en Castilla y León, la mayor parte de Galicia, Mallorca y parte de Extremadura.

La actuación de los civiles armados fue decisiva para el fracaso de la rebelión en dos ciudades claves del Estado: Madrid y Barcelona, con lo que se decidió la suerte de los territorios de su hinterland: Castilla la Nueva y Cataluña.

¨ En Madrid la sublevación no tuvo la suficiente coordinación. Los sublevados, dirigidos por el general Fanjul, permanecieron en los cuarteles, quedando bloqueados por las fuerzas leales al Gobierno y por las milicias armadas. Los socialistas y comunistas utilizaron las milicias que habían formado apresuradamente para asaltar el Cuartel de la Montaña, donde perecieron todos los soldados, librándose a duras penas el general Fanjul, que estuvo a punto de ser linchado.

¨ En Barcelona, la resistencia a la rebelión corrió a cargo de las milicias anarquistas de la CNT. Aquí las fuerzas sublevadas salieron a la calle, pero fueron contenidas por los milicianos, por la Guardia Civil, que había permanecido leal al Gobierno de la Generalitat, y por la Guardia de Asalto. En Valencia, la indecisión de los rebeldes facilitó que el gobierno controlase la región.

Los milicianos utilizaron las armas que guardaban, al parecer, para un alzamiento revolucionario contra el Gobierno de la República. Cuando llegó Goded desde Mallorca, la rebelión había fracasado.

¨ El País Vasco se escindió ante la sublevación: Álava se decantó por ella, mientras

Vizcaya y Guipúzcoa, en donde la presencia del PNV era mayoritaria, lo hicieron por la República. En estas provincias, el sentimiento nacionalista prevaleció sobre su catolicismo ancestral.

¨ En Asturias, la ciudad de Oviedo, que había sufrido la sublevación de 1934, se sumó al alzamiento al mando del coronel Aranda, quien alejó a las milicias mineras so pretexto de que debían acudir en auxilio de Madrid. Oviedo permaneció sitiado por las fuerzas procedentes de las cuencas mineras, hasta que se produjo la caída de la zona norteña peninsular a manos del ejército nacional.

¨ En otros lugares de España los sublevados quedaron totalmente aislados, por lo que decidieron refugiarse y hacerse fuertes en algunos recintos más o menos fortificados, destacan el asedio sufrido por el santuario de Nuestra Señora de la Cabeza en Jaén y, por su impacto internacional, el del Alcázar de Toledo.

El alzamiento fracasó en la mayoría de las grandes ciudades. Triunfó en las zonas de la España interior, zonas agrarias con predominio de la gran propiedad trabajada por jornaleros o en manos de pequeños propietarios y sobre todo, la Iglesia. La España más atrasada y conservadora. Los grupos que apoyaron a los sublevados eran militares conservadores, propietarios agrarios, monárquicos, partidos de derecha, católicos, tradicionalistas y pequeños burgueses, así como representantes de la gran banca y los grandes industriales. Muchos estaban inspirados por el fascismo. Los sublevados se llamaron a sí mismos “nacionales” y justificaron su acción como el único modo de restablecer el orden y exterminar a los enemigos de la patria, anarquistas, comunistas, socialistas y separatistas (nacionalistas catalanes y vascos). Todos ellos calificados de “rojos”.

El alzamiento había triunfado en media España, y fracasado en la otra mitad, pero la situación estratégica de la República era notablemente superior. Se mantuvo fiel a la República todo el Norte peninsular; es decir las regiones industriales y mineras más ricas del país. Además la posesión de la fachada cantábrica garantizaba buenas comunicaciones marítimas, completadas con la posesión de la mitad de la zona pirenaica, límite natural con Francia, que aseguraba las terrestres con el extranjero. También quedó en zona republicana la región catalana, las comarcas trigueras de Castilla la Nueva y del Valle del Guadalquivir, los arrozales y las tierras regadas de Valencia y Murcia y toda la fachada mediterránea hasta Gibraltar. La República contaba además con la mitad de los efectivos del Ejército de Tierra, con la práctica totalidad de la escuadra, factor decisivo para el control de las fachadas marítimas, y con casi toda la aviación, elemento estratégico fundamental en la guerra moderna.

El ejército republicano se encontraba, no obstante, en una situación muy inferior en cuanto a mandos superiores, por lo que Giral tuvo que improvisar en la práctica un Estado Mayor, al contrario de cuanto sucedía en el bando alzado. Otro factor de suma importancia para la República es que estaba en posesión del Tesoro del Banco de España.

Los leales a la República estaban constituidos por clases populares de obreros y empleados urbanos, campesinado sin tierras y pequeña burguesía. Mayoritariamente estaban afiliados a las organizaciones socialistas, comunistas y sobre todo anarcosindicalistas. Clases medias republicanas también apoyaban a la república, aunque con miedo a la Revolución social. Se les denomina “republicanos” y claramente se dividían entre anarquistas, socialistas y comunistas. El bando republicano contaba con las reservas del Banco de España y grandes zonas industriales.

La Guerra Civil española puede ser considerada como el primer capítulo de la Guerra Mundial en la que se enfrentan las democracias y el fascismo, pero sobre todo es el enfrentamiento entre los grandes grupos dominantes (alta burguesía, sectores tradicionales de ejército y la Iglesia) que intentaba impedir las reformas del movimiento obrero y así no renunciar a su posición privilegiada. De todas formas la adscripción a cada bando debe ser considerada a un nivel microsociológico, donde las lealtades familiares, de amistades, o fortuitas tienen tanto peso como la adscripción a la clase social. Así se justifica que obreros católicos simpaticen con los sublevados antes que con los sindicatos de clase y que grupos heterogéneos de pequeños propietarios, jornaleros, altos industriales acaben apoyando el golpe de Estado.

· El bando nacional presentaba una cierta superioridad respecto a la República en cuanto al Ejército de Tierra; y no porque fuera mayor el número de soldados, sino porque contaba con el ejército de África, el mejor equipado y entrenado. Eso sí, con el grave inconveniente de su traslado a la Península a través del Estrecho de Gibraltar, sin barcos para su transporte y con la flota republicana anclada y vigilante en Tánger. La carencia de aviación militar y de transporte impedía también su traslado por vía aérea.

También la mayor parte de los generales y altos oficiales se habían sumado al alzamiento. El ejército nacional, llamado así convencionalmente, suplió la carencia de oficiales de graduación inferior y suboficiales con la formación acelerada de mandos intermedios: los alféreces provisionales, que resultaron de una gran utilidad y eficacia en el desarrollo de la guerra.

La carencia de fuerzas navales representaba un grave inconveniente. Los nacionales contaban tan sólo con un acorazado y dos cruceros, y ello porque se procedió de manera acelerada a su reparación, ya que les sorprendió el alzamiento en dique seco en de los arsenales de Cádiz y El Ferrol.

Para la alimentación de la población civil y combatiente contaba con las zonas trigueras de Castilla la Vieja y las ganaderas de Galicia.

Visto el balance inicial de las fuerzas en conflicto, la pregunta que surge inmediatamente es ¿por qué si al principio de la Guerra la situación estratégica de la República era más favorable que la de los alzados, la perdió al final? La respuesta es compleja, sin duda, pero aquí consideraremos dos circunstancias: unas de orden interno, en relación con cada uno de los bandos, y otras externas, es decir la dimensión internacional de la guerra.

I.2.-EL DESARROLLO DE LA GUERRA Y FASES

En el desarrollo de la contienda podemos distinguir las siguientes fases:

1ª Fase: guerra de columnas de julio a diciembre del 36:

Al principio de la guerra el objetivo principal de los sublevados fue la toma de Madrid, para los que el ejército operó al modo colonial empleado en la Guerra de Marruecos: pequeñas columnas avanzaban a pie o eran transportadas en avance rápido por carretera mediante camiones. La operación fue facilitada por el desorden republicano y la carencia de un verdadero ejército regular, sustituido por milicias populares como la del líder anarquista Durruti, indisciplinadas e ineficaces ante el enemigo organizado. No obstante, el bando rebelde tuvo que vencer varias dificultades:

1. la escasez de recursos de Mola en el norte que hizo, recaer el avance hacia Madrid sobre las fuerzas del ejército del sur.

2. el inconveniente de que el grueso de este ejército se encontrara en África y hubiera necesidad de transportarlo a Andalucía. Para lo cual Franco gestionó la ayuda de barcos y aviones italianos y alemanes para que el ejército de África pasara el Estrecho de Gibraltar. Así se aseguró el dominio de gran parte de Andalucía, y se inició la marcha al gran objetivo que era Madrid, hacia donde se dirigían también las tropas del norte dirigidas por el general Mola.

Ante la proximidad de los sublevados el gobierno republicano se trasladó a Valencia. En este primer intento de tomar Madrid fracasaron los nacionales. Entre los republicanos se extendió el eslogan lanzado por la “Pasionaria” (primera mujer líder comunista) de “no pasarán”, y efectivamente los nacionales no pasaron, de momento. Franco tomó una decisión que posiblemente fue decisiva para el resto de la guerra: optó por desviar el esfuerzo para liberar Toledo, en cuyo Alcázar venían resistiendo un grupo de sublevados, mandados por el coronel Moscardó. La “liberación de Toledo” se convirtió en una baza propagandística para los nacionales.
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