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LENGUA Y LITERATURA -- 2º DE BACHILLERATO TERCER TRIMESTRE ÍNDICE LENGUA 10. El texto. La Gramática Textual. La Pragmática. El comentario de texto desde la perspectiva de la Pragmática. LITERATURA
LENGUA (10). EL TEXTO. LA GRAMÁTICA TEXTUAL. LA PRAGMÁTICA. EL COMENTARIO DE TEXTO DESDE LA PERSPECTIVA DE LA PRÁGMÁTICA. Gramática Textual. Estudia el texto (el mensaje objetivado de un acto de comunicación verbal), unidad de comunicación que puede ser de muy diversa extensión. Son textos la novela Cien años de soledad, de G. García Márquez, un articuento de J. J. Millás o una nota de un alumno a una compañera, lanzada en forma de bolita de papel, en la que se lee: “Cinty, tenemos que hablar en cuanto suene el timbre. Kike.” El término Pragmática se suele emplear como sinónimo de Gramática Textual. Hace especial hincapié en que no se puede estudiar un texto o mensaje de manera aislada, sino como elemento central en un acto de comunicación; por lo que hay que considerar indispensablemente también los otros elementos del acto de comunicación: emisor, receptor, canal, código y referente. Enunciado. Es la unidad comunicativa mínima, y mantiene una relación comunicativa con otros enunciados; si no la mantuviera, por muy breve que fuese, podría considerarse, en sí mismo, un mensaje o texto. Las principales propiedades de los textos son la adecuación y la coherencia: Adecuación. Es la adaptación del texto, desde la intención del emisor, a las peculiaridades del receptor y a la situación comunicativa. Coherencia. Es la adaptación lógica del texto a un tema determinado. Cohesión es la manifestación, a través de diversos elementos lingüísticos, de la coherencia. A estos elementos lingüísticos se les llama mecanismos de cohesión; y son como “los nudos de la red” que forma el entramado del texto (recuérdese que, etimológicamente, ‘texto’ significa tejido). Los principales son: -Repeticiones léxicas: puede repetirse la misma unidad léxica o sólo el lexema, en palabras pertenecientes a la misma familia léxica. -Relaciones semánticas: a través de sinónimos, antónimos, hiperónimos, hipónimos y cohipónimos. -Campos asociativos: se producen por la relación entre los referentes. -Correferencias: expresiones de distinta estructura lingüística que apuntan al mismo referente. -Sustituciones: mediante pronombres, algunos adverbios o palabras ‘comodín’. Efectúan una referencia anafórica (hacia arriba) o catafórica (hacia abajo). -Elipsis: evitan repeticiones inconvenientes. -Conectores, indicadores o marcadores de discurso: constituidos por diversos tipos de unidades lingüísticas (adverbios, conjunciones, locuciones, construcciones, sintagmas o proposiciones), pueden aparecer al inicio de partes diferenciadas del texto, y expresan la relación de las distintas partes entre sí. Se han propuesto varias clasificaciones para estos conectores; sírvanos provisionalmente la siguiente: · De orden: primeramente, en primer lugar, finalmente... · De reformulación: dicho de otro modo, o sea, es decir... · De ejemplificación: un caso concreto, por ejemplo, un ejemplo... · De digresión: caso distinto, a propósito de... · De oposición: sin embargo, a pesar de lo dicho, ahora bien... · De causa: ello es debido a, y es que.. · De consecuencia: por consiguiente, por lo tanto... · De finalidad: la idea, la intención, el objetivo es... LITERATURA (10). EL ENSAYO. EVOLUCIÓN DEL GÉNERO EN ESPAÑA A LO LARGO DEL SIGLO XX El ensayo. Es un escrito en prosa en el que el autor, desde su personalidad, perspectiva y estilo propios, trata cualquier tema de su interés, sin ánimo de ser exhaustivo (frente al tratado, que sí es una obra que persigue la exhaustividad en el tema que estudia). No todos los ensayos pretenden ser literarios: el especial cuidado de la lengua por parte del autor y la capacidad artística de éste harán que en algunos casos destaque la función poética, es decir, el carácter literario del texto. En cualquier caso el ensayo es un texto expositivo en el que destaca la función referencial del lenguaje, y la intención didáctica (y, en su caso, artística o poética) del emisor. La diferencia entre el ensayo y el artículo periodístico, ya estudiado, es meramente de extensión, la cual hace posible o imposible su publicación en la prensa periódica. A continuación copiamos dos textos: -Un capítulo de los 87 que constituyen el ensayo Ventanas de Manhanttan (2004); ensayo altamente literario, en el que el autor, Muñoz Molina, va presentando sus observaciones y reflexiones en la ciudad de los rascacielos. -Un artículo de Vargas Llosa aparecido recientemente en El País, periódico en el que quincenalmente viene publicando este autor peruano y español. Si bien se mira, el capítulo de Muñoz Molina, sin más añadido que unos titulares que en el libro no tiene, hubiera podido aparecer en la prensa de manera independiente, como un artículo o, si se prefiere, como una crónica del extranjero. Y Vargas Llosa seguramente podría reunir, para su publicación en un libro organizado y coherente, los artículos en los que comenta algún acontecimiento o aspecto de la vida social, política, económica o cultural de Perú. El nombre del género, ensayo, procede del título que le dio a su obra (que hoy se sigue considerando una de las magnas obras de la cultura europea) su primer cultivador, el francés Montaigne: Essais (1580). Aunque algunos reivindican el mérito de la creación del género para el español Fray Antonio de Guevara, que con sus Epístolas familiares se habría anticipado medio siglo al francés. En la época de la Ilustración (siglo XVIII) los escritores se preocupan por mejorar la educación del pueblo, por lo que aparecen importantes ensayistas en la literatura española: el padre Feijoo (Teatro crítico universal, Cartas eruditas y curiosas); Cadalso (Cartas marruecas); Jovellanos (con sus “informes”). El siglo XX. A lo largo del siglo XX ha tenido un amplio y rico cultivo, y continúa teniéndolo en la actualidad. a) El ensayo anterior a 1939 Fue un género bastante frecuentado por los autores de la Generación del 98, como Unamuno y Azorín. Unamuno. En la amplia obra ensayística de Unamuno se pueden destacar: -En torno al casticismo: reflexión sobre el ser de España. -Vida de don quijote y Sancho: la obra de Cervantes le sirve para exponer sus propias consideraciones en torno a la angustia ante la muerte y en torno a la búsqueda de la inmortalidad. -Del sentimiento trágico de la vida: expone la lucha unamuniana entre razón y fe. Azorín. Crea una obra ensayística que, con un estilo muy personal (frases cortas, vocabulario rico y preciso), es el resultado de su continuo viajar por los pueblos y tierras de España y de su continuo releer la literatura española: Los pueblos, Lecturas españolas, Al margen de los clásicos. Los novecentistas. Constituyeron una nueva generación de ensayistas (la llamada Generación de 1914), caracterizados por su europeísmo (España tiene que superar su atraso y acercarse a los modos de vida europeos), y su cientifismo (formación rigurosa y confianza en el poder de la ciencia para el desarrollo social). Estos autores son: -Ortega y Gasset: Meditaciones del Quijote, El espectador, La deshumanización del arte, España invertebrada, La rebelión de las masas. -Eugenio d’Ors: Glosarios, Tres horas en el Museo del Prado. -Manuel Azaña: Plumas y palabras. -Gregorio Marañón: elaboró biografías históricas con hipótesis médicas que intentan explicar determinados comportamientos; destacan las de Enrique IV el Impotente y la del Conde-Duque de Olivares. También sobre un personaje de ficción: don Juan Tenorio. b) El ensayo desde 1939 En los años cuarenta la creación ensayística está totalmente supeditada al carácter totalitario del nuevo régimen: se tratan temas que no lo incomoden. En los años cincuenta comienza a constatarse en algunos intelectuales un distanciamiento del régimen, desde un catolicismo progresista. Entre los ensayistas más importantes de esta época se cuentan: -Pedro Laín Entralgo. Falangista que fue evolucionando hacia posiciones más liberales. Fue catedrático de Historia de la Medicina y Rector de la Universidad de Madrid, cargo en el que cesó por desavenencias con el régimen. Su extensa obra aborda temas muy diversos. Títulos: La espera y la esperanza. Historia y teoría del esperar humano (1957), Teoría y realidad del otro (1961). -Julián Marías: discípulo de Ortega y Gasset, y padre del novelista Javier Marías: Cervantes, clave española, Acerca de Ortega, Razón de la filosofía, Tratado de la convivencia. -J. L. López Aranguren: sus libros tienen carácter filosófico. Se muestra especialmente atento a los problemas religiosos y morales desde una conciencia abierta y crítica. -Enrique Tierno Galván: profesor de la Complutense depurado en 1957 por formar parte de la oposición universitaria al franquismo. Fundó el PSP (Partido Socialista Popular), que posteriormente se integró en el PSOE. Fue alcalde de Madrid al comienzo de la etapa democrática. No sólo escribió ensayos académicos y graves (como Tradición y modernismo, Humanismo y sociedad, España y el socialismo) sino, además, sus famosos bandos (en su época de alcalde de Madrid), en los que el viejo profesor fue “rizando el rizo del cultismo arcaizante para regocijo de sus conciudadanos”. Ensayistas en el exilio -María Zambrano. En su bella prosa intenta una fusión de filosofía y lírica, lo que ella llama “razón poética”. El pensar poético de esta autora es un saber iniciático que bordea los límites de la mística. Títulos: La agonía de Europa (1945), El hombre y lo divino (1955), La España de Galdós (1960). -Francisco Ayala. Ha producido una extensa obra en la que trata muy diversos temas y aspectos de la cultura. Escribe sobre cine (El escritor y el cine), ensayos sociopolíticos (Ensayo sobre la libertad), de crítica literaria (La estructura narrativa y otras experiencias literarias). [Ver su obra narrativa en el tema correspondiente] En la etapa democrática el ensayo ha cobrado nuevo vigor. Han sido ensayistas de prestigio en el último cuarto de siglo Carlos Castilla del Pino (psiquiatra), Agustín García Calvo (profesor de Griego), Fernando Savater (profesor de Ética), José Antonio Marina (sociólogo y profesor), Francisco Umbral (escritor), Jon Juaristi (catedrático, escritor, poeta; durante algún tiempo fue director del Instituto Cervantes). [Vid. Pedraza-Rodríguez, Manual de literatura española. Vol XIV. Ed. Cenlit.] LITERATURA (11). CARACTERÍSTICAS PRINCIPALES DE LOS GÉNEROS DRAMÁTICOS. EVOLUCIÓN DEL TEATRO. · Los principales caracteres comunes a los géneros dramáticos son:
· EVOLUCIÓN DEL TEATRO -En la cultura occidental, el teatro nace en la Grecia antigua en torno al culto de Dionisos o Baco. La palabra “tragedia” etimológicamente significa “canto del macho cabrío”: los antiguos griegos creían que cuando esta divinidad quería hacerse visible a los mortales adoptaba la apariencia de un macho cabrío. -En la Edad Media renace ligado igualmente al culto, en las iglesias, como un instrumento para presentar los misterios de la religión; y se aleja de los templos según se va volviendo profano. -En el Siglo de Oro alcanzó un gran nivel de desarrollo sobre todo gracias al genio de Lope de Vega: se trata de un teatro en verso, que no respeta la aristotélica regla de las tres unidades (lugar, tiempo y acción), defensor de la ideología dominante y muy popular. -En el siglo XVIII figuras como Leandro Fernández de Moratín abogaron por una escena pacata, que pudiera ser escuela de buenas costumbres. No prosperó, y pronto se impuso el drama romántico, que retomó muchas características del teatro de Lope. Durante el periodo del Realismo la “alta comedia” practicó la grandilocuencia efectista, pero otros dramaturgos buscaron un enfoque docente y un lenguaje más sobrio. -En la primera mitad del siglo XX los dos grandes innovadores del género teatral fueron Valle-Inclán y García Lorca, aunque en su tiempo no fueron valorados adecuadamente. Después de la Guerra Civil tenemos un teatro comercial (alta comedia en la línea de Jacinto Benavente o teatro cómico) que no incomoda al régimen y que sirve de entretenimiento a la burguesía urbana. En los años 60 el teatro social reivindica el testimonio y la denuncia de la situación real del país (Alfonso Sastre, Antonio Buero Vallejo, Lauro Olmo). Algunos años más tarde, sin abandonar la intención de denuncia social, se va haciendo más innovador en la forma: francisco Nieva, Fernando Arrabal, Antonio Gala. Con el establecimiento de la democracia el teatro no ha mejorado tanto como hubiera sido de esperar, quizá porque ha sufrido una fuerte competencia, a la hora de atraer al público, ejercida por el cine, la televisión y otros espectáculos de masas. Géneros dramáticos tradicionales: Tragedia. Presenta el desarrollo de un conflicto grave. El protagonista encarna una determinada visión del mundo, de base ética o religiosa, y vive un heroísmo (en el que suele sucumbir) vinculado a esos valores. Comedia. Desarrolla conflictos amables o moderadamente severos, pero siempre divertidos, entre personajes que no se salen de la idea de normalidad, aunque sean de linaje encumbrado. Drama. A medio camino entre la tragedia y la comedia (tragicomedia). Presenta un conflicto humano hondo, pero sus personajes, generalmente burgueses, están lejos de la grandeza de los héroes trágicos. Valle-Inclán (1928) caracterizaba estos tres géneros dramáticos fundamentales diciendo que en la tragedia el autor considera a los personajes como superiores a la naturaleza humana (los mira “de rodillas”); en el drama les atribuye la común naturaleza humana (los mira “frente a frente”); y en la comedia los juzga inferiores a él, con burla o ironía (los mira “desde arriba”). Otros géneros dramáticos históricos: Auto sacramental. De creación española (siglos XVI y XVII). Drama en verso con personajes alegóricos (la Idolatría, el Pecado...), que termina con una exaltación de la Eucaristía. Entremés. También español (siglos XVI, XVII y XVIII). Es una obra corta, en verso o en prosa, de carácter cómico y personajes populares, que se representaba en los entreactos de una obra larga. Sainete. Igualmente nacional. Obra corta (y entonces se parece al entremés) o larga; en prosa o en verso, que refleja las costumbres y el habla populares. En sus orígenes (siglo XVIII) fue cómico: el madrileño Don Ramón de la Cruz escribió unos cuatrocientos sainetes. En el siglo XX han abundado los de carácter dramático. LITERATURA (12). EL TEATRO ESPAÑOL EN EL SIGLO XX HASTA LA GUERRA CIVIL Así presenta G. G. Brown (Historia de la literatura española. Vol. 6. Ed.Ariel) el panorama del teatro en la España anterior a la Guerra Civil: “En el siglo XX el teatro es sin duda el género literario en el que España tiene menos que ofrecer al conjunto de la cultura europea. Ello no se debe a falta de talentos, sino a la gran vitalidad y a la inexpugnable vulgaridad burguesa del teatro comercial, a lo largo de este período. A pesar de que se escribieron obras dramáticas interesantes, pocas veces fueron puestas en escena con éxito. El teatro vivo opuso una tenaz resistencia y contrarrestó las tendencias del siglo XX orientadas hacia un teatro experimental y minoritario, y no apareció ningún Calderón que hiciese gran literatura y gustara además a las masas.” Jacinto Benavente (1866-1954) · Madrileño de familia acomodada. Premio Nobel en 1922. A pesar de su longevidad y de su copiosísima producción (escribió 172 obras de teatro), los primeros años y las primeras obras de Benavente son las más importantes, al menos desde el punto de vista de la historia de la literatura. Hombre culto y preocupado por la decadencia cultural de España, podría haber sido el dramaturgo que revitalizara el teatro español, pero la evolución de su obra en su primera década de producción, entre 1894 y 1905, demuestra que afrontó conscientemente la disyuntiva entre ser autor de éxito y ser un genio incomprendido; y decidió ser un autor de éxito. De ahí que sus obras constituyan una crónica casi siempre amable o irónica de las preocupaciones y prejuicios burgueses. · Han sido clasificadas, según el lugar escénico, en: -Interiores cosmopolitas (estaciones invernales, yates, palacios): La noche del sábado. -Interiores burgueses (salones y gabinetes de la alta burguesía): El nido ajeno. -Interiores provincianos (casas de Moraleda, ciudad-signo, ficticia): La gobernadora. -Interiores rurales (cocina, comedor o sala de campesino acomodado): Señora ama, La malquerida. · Los intereses creados. Es su obra más reconocida. Con los personajes de la Commedia dell’Arte, benavente crea una farsa guiñolesca que constituye una sátira de carácter universal. En ella los pícaros Leandro y Crispín fingen ser un gran señor y su criado. Éste, el criado, guiado por el interés y controlando las apariencias, hará que triunfen las nobles aspiraciones de Leandro, enamorado de Silvia, la hija de Polichinela, el hombre más rico de la ciudad. Y esta sería la moraleja o conclusión: los nobles ideales se tienen que aliar con los menos nobles intereses para triunfar en la sociedad. A la sombra de Benavente prosperaron varias figuras menores: Manuel Linares Rivas, Gregorio Martínez Sierra, Francisco Villaespesa... Teatro “poético” Eduardo Marquina.- Fue el más popular de los representantes del teatro así llamado. Se hizo famoso con obras como Las hijas del Cid (1908) y En Flandes se ha puesto el sol (1910), “imitaciones de las imitaciones románticas de las obras históricas de los Siglos de Oro”. Manuel y Antonio Machado.- Las obras teatrales de éstos, de temas históricos o legendarios (Juan de Mañara) o de tipo popular (La Lola se va a los puertos) tampoco añadieron nada ni al prestigio de los autores ni a la evolución del teatro. José María Pemán.- Fue “un dramaturgo serio al servicio de la causa de la derecha católica”. Aunque su mayor producción tiene lugar en la posguerra, también escribió teatro poético antes de la guerra: El divino impaciente (1933), Cisneros (1934). Teatro cómico. En las primeras décadas del siglo XX predominó el género cómico, con frecuencia acompañado de elementos “líricos”: música, canto y baile. Entre estos autores destacan: Los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero.- Escribieron obras de ambiente andaluz: El traje de luces, Mariquilla Terremoto. Pedro Muñoz Seca.- Creador del astracán (pieza cómica disparatada, abundante en retruécanos, equívocos y chistes): La venganza de don Mendo, Los extremeños se tocan. Carlos Arniches.- Cultivador del sainete extenso e inventor de la tragedia grotesca, que combina la comicidad externa con la gravedad del tema: La señorita de Trevélez, ¡Que viene mi marido! La primera de estas dos obras, que es la mejor comedia de Arniches, analiza los males que engendran, en una capital de provincias (Villanea), el tedio, la ignorancia y la frivolidad estúpida. Es una auténtica tragicomedia con un estilo muy español: un drama en el que los personajes principales inspiran compasión sin dejar por ello de comportarse de un modo completamente ridículo. Enrique Jardiel Poncela (1901-1952).- Escribió teatro en verso y en prosa. Su obra más conocida de las anteriores a la Guerra Civil es Angelina o el honor de un brigadier. Intentos de renovación teatral: Unamuno y Azorín. · UNAMUNO.- Abogó por un teatro desnudo, que busca la realidad última del ser humano. Escribió nueve dramas, entre ellos El otro, El hermano Juan. · AZORÍN.- Defendió un teatro antirrealista, que incluyera lo subconsciente y lo maravilloso. Entre sus dramas destaca la trilogía Lo invisible. · Ni las de Unamuno ni las de Azorín eran obras para triunfar en un escenario. Las de Unamuno son versiones dialogadas de los temas tratados en sus novelas y ensayos. Y las mejores obras teatrales de Azorín son meditaciones lentas y angustiadas sobre la felicidad, el paso del tiempo y la muerte: más aptas para la lectura que para el escenario. Los dos grandes dramaturgos de la primera mitad del siglo XX en España fueron Valle-Inclán y García Lorca. EL TEATRO DE VALLE-INCLÁN Etapa decadentista.- En estas primeras obras aplicó la estética modernista al drama: El marqués de Bradomín (versión teatral de las Sonatas), El yermo de las almas. Etapa del primitivismo.- Constituida por obras que localizan la acción en una Galicia mítica e intemporal: la trilogía de las Comedias bárbaras (Águila de blasón, Romance de lobos. La tercera de estas tres piezas, Cara de plata, la compuso en 1922). Tienen por protagonista a don Juan Manuel Montenegro, un señor feudal bárbaro y lujurioso que reina sobre un medio social rural en el que abundan seres marginales y extraños, y que hace frente a sus seis descarriados y siniestros hijos, los lobos, uno de los cuales acabará asesinándolo. Etapa del distanciamiento artificioso.- Las farsas. En ellas Valle introduce personajes de la farándula, el uso de disfraces y el teatro dentro del teatro; busca la ruptura del efecto de realidad escénica, y realiza una fuerte sátira social y política: La marquesa Rosalinda, La cabeza del dragón. Etapa de los esperpentos.- El esperpento, creado por Valle mediante la deformación sistemática de la realidad (como las imágenes que devuelven los espejos cóncavos), se constituye en instrumento de desenmascaramiento: Luces de bohemia y las tres obras agrupadas bajo el título de Martes de carnaval. La acción de Luces de bohemia se estructura en quince escenas que abarcan desde un atardecer hasta la noche del día siguiente, y se desarrolla en múltiples lugares de la capital de España, siguiendo las andanzas, durante las últimas horas de su vida, del protagonista, el escritor ciego y visionario, paupérrimo y magnánimo, Max Estrella. El resultado es la absoluta evidencia de la situación miserable del país. -Divinas palabras (1920). Es la obra que cierra el ciclo dedicado al campesinado devoto y feudal. Es una “tragicomedia de aldea”. Muerta la madre de Laureaniño el Idiota, un enano hidrocéfalo al que llevan siempre en un carrito, sus tíos maternos, Marica del Reino y Pedro Gailo, sacristán, así como la mujer de éste, Mari-Gaila, se disputan la tutela del enano para buscarse la vida en la mendicidad ambulante. EL TEATRO DE GARCÍA LORCA.- Alcanza, con el de Valle-Inclán, alturas no logradas por el teatro español desde el Siglo de Oro. He aquí algunos aspectos: · Entre sus primeras obras, destaca Mariana Pineda (1925), sobre la heroína liberal. · Escribió farsas deliciosas como La zapatera prodigiosa (1930), el Retablo de don Cristóbal (1931)... · Contribuyó audazmente al teatro de vanguardia con El público (1930) o Así que pasen cinco años ((1931). · Pero sobresalen varias obras sobre mujeres que encarnan la tragedia de la pasión frustrada (otra vez su tema central). Así, Bodas de sangre (1933), Yerma (1934) o su obra cumbre, La casa de Bernarda Alba (1936), estremecedor conflicto entre pasión y convenciones sociales. · El verso y la prosa se combinan en su teatro; pero, poco a poco, el verso se reserva para momentos de especial intensidad, hasta que, en su última obra, domina plenamente una prosa de gran fuerza dramática. · Paralelamente, los conflictos y los ambientes cobran mayor hondura y mayor alcance real. El teatro es, en efecto, el cauce por el que Lorca aborda los problemas colectivos –sin perder sus resonancias personales--. En sus últimos años se proclamó “ardiente apasionado del teatro de acción social”, y dijo cosas como éstas: “En nuestra época el poeta ha de abrirse las venas para los demás”, “el artista debe reír y llorar con su pueblo”. RAFAEL ALBERTI.- Alberti cultivó también el teatro. Su obra más interesante es El adefesio (1944), vecina al “esperpento”. Mencionemos también El hombre deshabitado (1930), de un vanguardismo surrealista, y Noche de guerra en el Museo del Prado (1956), de tipo político. LITERATURA (13). EL TEATRO ESPAÑOL EN EL SIGLO XX A PARTIR DE LA GUERRA CIVIL 1. EL TEATRO DE POSGUERRA -La comedia burguesa. Cumplió dos funciones básicas: entretener al público y transmitir la ideología del régimen o de la burguesía conservadora. Autores: Jacinto Benavente, José María Pemán, Joaquín Calvo Sotelo, José López Rubio. -El teatro de humor: Jardiel Poncela y Miguel Mihura. Jardiel Poncela (1901-1952).- Madrileño. Sus personajes pertenecen a la burguesía, y en sus obras aparece con frecuencia el tándem amo / criado. Estos personajes entran y salen de escena con un dinamismo que provoca risa; y representan una sociedad feliz cuyos objetivos son el amor y el dinero: Eloísa está debajo de un almendro, Cuatro corazones con freno y marcha atrás. Miguel Mihura (1905-1977).- Madrileño. Fundó y dirigió La Codorniz, revista humorística y crítica que recogía el lado absurdo de los hechos y las situaciones. En sus obras teatrales distorsiona la realidad mediante la imaginación, la fantasía poética y la asociación inverosímil de elementos: Tres sombreros de copa, Maribel y la extraña familia, Ninette y un señor de Murcia. 2. LOS AUTORES REALISTAS: ANTONIO BUERO VALLEJO, ALFONSO SASTRE, MARTÍN RECUERDA, LAURO OLMO. Antonio Buero Vallejo (1916-2000). Durante la Guerra Civil militó en el bando republicano. Al finalizar la contienda fue condenado a muerte por “adhesión a la rebelión”. En Madrid compartió cautiverio con Miguel Hernández. Su condena fue conmutada por la de treinta años de prisión, pena que se fue rebajando posteriormente. Salió en libertad condicional en 1946. Su labor teatral obtuvo numerosos reconocimientos y premios. Seguramente es el dramaturgo español más importante de la segunda mitad del siglo XX. Buero es ante todo un trágico. Según él, la tragedia no es pesimista: su misión es inquietar, planteando problemas sin imponer soluciones, e impulsar a una lucha contra los obstáculos que se oponen al desarrollo de la dignidad del hombre. Primera etapa (1949-1955) -Historia de una escalera (1949). Presenta el drama de la frustración, visto a través de tres generaciones de varias familias modestas que viven en un espacio próximo, en el mismo edificio. -En la ardiente oscuridad (1950). Sus personajes son ciegos cuyas actitudes se convierten en símbolos de la condición humana. Segunda etapa (1955-1970). De esta etapa, unas obras presentan unos personajes en unos condicionamientos sociales bien precisados en la actualidad (Hoy es fiesta, El tragaluz); otras son dramas históricos que plantean temas actuales sorteando la censura (Las Meninas, El concierto de San Ovidio). Últimas obras. A partir de 1970 los condicionamientos sociales y políticos se hacen más explícitos: la cárcel, la tortura, el terrorismo (La Fundación, La detonación, Lázaro en el laberinto). Alfonso Sastre.- En 1953 se dio a conocer a un público amplio con Escuadra hacia la muerte, que fue rápidamente prohibida. Lo mismo ocurrió con otros dramas suyos, que fueron representados sólo por aficionados o grupos independientes. En 1977 estrenó La sangre y la ceniza; y en 1985, con gran éxito, La taberna fantástica. Sus obras constituyen una evolución a partir del esperpento de Valle-Inclán. Presentan héroes irrisorios, magnificados por la historia pero ironizados por sus debilidades. José Martín Recuerda.- Granadino. Su teatro posee un fuerte carácter documental y crítico. Las más representadas de sus obras han sido Las salvajes en Puente San Gil y Las arrecogías en el beaterio de Santa María Egipcíaca. Lauro Olmo.- El estreno, en 1962, de La camisa constituyó uno de los grandes éxitos del teatro del realismo social. Ambientada en un barrio miserable de Madrid, plantea los temas del paro, la pobreza, la necesidad de emigrar... 3. LOS DRAMATURGOS VANGUARDISTAS: FERNANDO ARRABAL Y FRANCISCO NIEVA Fernando Arrabal.- Nació en Melilla, en 1932. En 1955, a raíz de conseguir una beca para estudiar en París durante tres meses, se instaló en esta ciudad definitivamente. Arrabal, desde sus primeras obras, manifestó un talante innovador, apartado del realismo social: decorados sucintos, humor procedente del teatro del absurdo. Los personajes son seres indefensos, víctimas de opresores ocultos. Obras: Pic-Nic, El cementerio de automóviles, Oye, Patria, mi aflicción. Francisco Nieva.- Nacido en Valdepeñas en 1927, en el seno de una familia burguesa y liberal. También consiguió una beca para estudiar en París, en 1952. En 1963 se trasladó a Venecia, donde amplió su formación teatral. A su regreso a España, el año siguiente, se introdujo en el mundo teatral como escenógrafo. Desde 1970 fue profesor de la Escuela de Arte Dramático. Como dramaturgo no fue reconocido hasta 1976, año en el que estrenó alguna de sus obras. Desde entonces su prestigio ha ido en aumento. Recientemente ha publicado algunas novelas, y un libro de memorias: Las cosas como fueron. El tema básico de las obras de teatro de Nieva es la represión que la sociedad ejerce sobre el individuo; éste tiene que recurrir a la transgresión para no caer en la degradación. Las referencias a una España negra y a una religión oscurantista son habituales en sus obras. Su lenguaje es muy elaborado, con influencias del surrealismo y del teatro del absurdo. Obras: Pelo de tormenta, Malditas sean Coronada y sus hijas, Coronada y el toro... EXPERIMENTACIÓN Y CREACIÓN COLECTIVA La progresiva desaparición de los grupos de teatro independiente, que sostuvieron el peso de la protesta política durante los últimos años del franquismo, dio lugar al intento de crear compañías estables, formadas por profesionales del teatro unidos por comunes planteamientos estéticos e ideológicos, que trabajan juntos de modo permanente, asumiendo todos los aspectos del proceso de la creación dramática: texto, dirección escénica, interpretación y gestión económica. Cataluña.- Esta forma de concebir el hecho teatral tuvo especial relevancia en Cataluña, donde se mantienen o han surgido grupos que han creado espectáculos de calidad memorable. Entre ellos destaca Els Joglars, que bajo la dirección de Albert Boadella llevan veinte años aportando una visión corrosiva y desenfadada de la sociedd catalana y española, en títulos como Olimpic man movement, El Nacional, Yo tengo un tío en América, o la más reciente La increíble historia del Dr. Floy y Mr. Pla. Otros grupos catalanes populares en el resto de España son Dagoll-Dagom, Tricicle o La Cubana. Andalucía.- Desde Andalucía, el grupo teatral La Cuadra ha desarrollado, bajo la dirección de Salvador Távora, un tipo de teatro que se basa en las formas populares de la cultura española y mediterránea: la fiesta, el cante, las danzas y los rituales. Hay que recordar espectáculos como Quejío, Andalucía amarga –de fuerte contenido político—y originales versiones de Las Bacantes, de Eurípides, o Crónica de una muerte anunciada, de García Márquez. Teatro de calle.- Modalidad específica dentro de la experimentación. Está constituido por espectáculos itinerantes, desfiles o procesiones, que rompen por completo la tradicional barrera entre el público y la escena. De esta forma, al mermar –o desaparecer—los elementos verbales y el desarrollo lineal de la acción, se potencian al máximo los elementos paraverbales (gesto, movimiento, mímica facial, música, ruidos y simbología de vestuario. También en este caso destacan dos grupos catalanes: Els Comediants y La Fura dels Baus. J. M. Cabrales Arteaga y G. Hernández, LITERATURA ESPAÑOLA. De la Edad Media a la actualidad. SGEL. Madrid, 2008. TEXTOS I. PRÁCTICAS DE COMENTARIO PRAGMÁTICO |